Por Gabriela Peñuelas Guerrero
Resumen
La teoría de los campos permite detectar los elementos y las acciones principales que se entran en juego en un ámbito social específico. Por lo cual es idónea como herramienta analítica para entender el funcionamiento de un área de conocimiento, muy poco estudiada hasta ahora: la conservación y restauración del patrimonio cultural mexicano.
El enfoque sociológico de Pierre Bourdieu se ha utilizado en dos ocasiones previas para contextualizar el campo de la restauración. La primera, realizada por Alfredo Vega donde argumenta que se trata de un área subordinada al campo de poder (2008). El segundo análisis se enfocó en el patrimonio cultural como eje del campo de producción cultural subordinado al poder (Jiménez y Sainz 2011).
El artículo incorpora los cambios en la arena de la restauración mexicana centrándose en la última década, en la escuela más antigua de restauración en México: Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (ENCRyM-INAH). El objetivo del artículo es identificar los principales cambios en el campo de la restauración que han promovido su incursión en dinámicas del campo de producción cultural e intelectual, alejándose de la idea de un área subordinada al poder.
Abstract
The Field Theory allows to recognize/detect the main actions and elements that come into play in a specific social sphere. Therefore, it is a suitable analytic tool to comprehend the functioning of a field of knowledge that has been insufficiently studied to this date: the preservation and restoration of the Mexican cultural heritage.
Pierre Bourdieu’s sociological approach has been utilized in two previous instances to contextualize the restoration field. Alfredo Vega was the first one, and argued that restoration is subordinate to the field of power (2008). The second analysis focused in the cultural heritage as the axis of the cultural production field subordinated to the power field (Jiménez y Sainz, 2011). The article incorporates the changes in the Mexican restoration sphere – focusing on the last decade -, setting the oldest restoration school as an example: The National School of Preservation, Restoration and Museography of the National Institute of Anthropology and History (INAH ENCRyM). The objective of this article is to identify the major changes in the field of restoration, that have promoted its foray into the dynamics of the cultural and intellectual production, away from the idea that restoration is subordinated to power.
Palabras clave: Restauración, teoría de los campos, agentes, capital cultural, producción cultural, patrimonio cultural, restaurador traductor.
Key Words: Restoration, theory of the social fields, agents, cultural capital, cultural production, cultural heritage.
Introducción
La restauración actualmente se concibe como una práctica disciplinar producto de la construcción social realizada por individuos autónomos, determinados por su contexto social, cultural, político, temporal y geográfico. En los últimos años se ha convertido en objeto de estudio de otras áreas del conocimiento; apenas comienzan a elaborarse estudios serios desde la historia (Arroyo 2005) o la sociología (Vega 2008; Jiménez y Sainz 2011). Sin embargo, ninguno de los ejercicios anteriores relaciona las motivaciones históricas con los hechos actuales de la disciplina, de tal forma que no plantean los factores principales que dan origen a los mecanismos del campo de la restauración actual. Por eso, el objetivo del artículo es identificar los principales cambios en la restauración, que han promovido su incursión en dinámicas del campo de producción cultural e intelectual, como un espacio autónomo y restringido, alejándose de concepciones anteriores en las que se establecía como área subordinada al poder.
Según la teoría de los campos, ¿cómo se conforma el campo de la restauración en México? Es la pregunta que se responde en el texto. Para lo cual la hipótesis de trabajo establece que el espacio social de la restauración en México, se constituye como un campo de producción cultural e intelectual cohesionado por los mecanismos sociales que los agentes practican, siguiendo reglas no declaradas que les permiten conservar o mejorar su posición dentro del campo.
Para verificar la hipótesis se desarrolló el siguiente planteamiento metodológico a partir de técnicas etnográficas de observación participante, selección de informantes, realización de entrevistas semiestructuradas a los informantes clave y la revisión documental detallada de los principales trabajos sociológicos que han analizado la disciplina.
Se pone énfasis en los cambios del contexto mexicano que han generado lo que hoy en día se practica como restauración, empleando como objeto de estudio a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (ENCRyM-INAH). Escuela pionera en la formación de restauradores, creada por el INAH para cubrir con sus objetivos estipulados en la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia que son “… la protección, conservación, restauración y recuperación de patrimonio…” (INAH 1939 2).
El lector encontrará en el artículo una breve exploración de las principales categorías de análisis retomadas de la teoría de los campos planteada por Pierre Bourdieu que posibilitaron la revisión del área, centrándose en los agentes y el capital. En un segundo momento se exponen las dinámicas que se han modificado al interior del campo de la restauración en los últimos años, que han promovido su incursión en un espacio de producción cultural e intelectual.
Nociones teóricas
Dado que una de las principales premisas de este planteamiento teórico es el funcionamiento determinado en un momento y espacio específico (Bourdieu 2002 a 109), resulta imperante conocer los principales cambios sucedidos en los últimos diez años en el campo de la conservación mexicana. El sociólogo considera relevante e indisoluble el aspecto material de lo cultural (Bourdieu 2002 b 17), situación análoga en la investigación de restauración. Lo anterior da pauta para comprender que es imposible disociar los conceptos, las normas, los imaginarios y las ideas compartidas y acordadas implícitamente, las cuales se concretan en las prácticas culturales específicas, que fomentan y fortalecen la estructura de cierto espacio social. Uno de los espacios idóneos para realizar estudios de esta naturaleza son las escuelas, donde las prácticas culturales encuentran eco y legitimación (Bourdieu 2000), motivo por el cual se seleccionó la ENCRyM-INAH como objeto de análisis.
Al hablar de campo de restauración se hace referencia al concepto de Pierre Bourdieu para designar un espacio social específico, que cuenta con “… principios de diferenciación o distribución constituidos por el conjunto de las propiedades que actúan en él…” (Bourdieu 2002 a 281) Es decir, un campo se define como un espacio limitado geográfico, temporal y simbólicamente, con actores que siguen comportamientos y elementos específicos que posibilitan su funcionamiento. Dentro de los elementos involucrados en la dinámica se encuentran los individuos y el capital, o lo que está en juego.
Los individuos o agentes, denominados así por Pierre Bourdieu a los personajes en su doble modalidad: independientes o institucionales –públicos o privados–, ocupan cierta posición en el campo –ya sea dominante o dominada– dependiendo del capital acumulado que cada agente posea. El capital más importante se define por las características del campo en cuestión. En términos generales el sociólogo reconoce cuatro especies de capitales: económico, social, cultural y simbólico [ver esquema de capital].[1]
La otra categoría de análisis que permite relacionar la historia del campo con la historia tanto individual como social es el habitus, definido:
… como sistema de las disposiciones socialmente constituidas que, en cuanto estructuras estructuradas y estructurantes, son el principio generador y unificador del conjunto de las prácticas y de las ideologías características de un grupo de agentes. (Bourdieu 2002 b 106-107)
Será el habitus una de las categorías que articula tanto el contexto histórico, la historia personal y colectiva, con las motivaciones individuales y la posición que se ocupa en el campo. Esta relación en el campo de la restauración se aborda a profundidad en: La valoración del patrimonio cultural en el campo de la restauración mexicana (Peñuelas 2015).
La restauración en la teoría de los campos
Como se mencionó antes, apenas inician estudios sobre la restauración con miradas analíticas de otras áreas de estudio, por ejemplo de la sociología de la cultura. Alfredo Vega marcó el inició en 2008, cuando estableció que la restauración se encontraba subordinada al campo del poder y funcionaba como una herramienta legitimadora del Estado (Vega 2008). Años más tarde Jiménez y Sainz (2011) se centraron en la valoración del patrimonio cultural, como una herramienta más para la legitimación del poder.
A diferencia de los ejercicios anteriores, en este estudio el enfoque se centra en el sujeto restaurador como un agente productor y más en específico como traductor de sentido, lo que ha permitido proponer la restauración como un ejercicio de traducción. A la fecha, es posible detectar en bibliografía dos variantes claras del agente central del campo, es decir, del restaurador. La primera, lo sitúa como un artista-intérprete quien traduce bajo sus propios términos y herramientas las producciónes culturales pasadas (González 2010 14). La segunda y en aras de la objetividad, busca su justificación en una teoría general explicativa de cualquier fenómeno cultural (Salinas 2011 154-155), lo que sin duda es imposible de encontrar en las ciencias sociales. En ambas visiones del restaurador, se hace evidente que la ortodoxia del campo acepta: que la restauración además de conservar los significados de los objetos, los mejora (Jiménez y Sainz 2011 17). Al considerar lo anterior, resulta evidente que los restauradores pretenden asumir posiciones de poder dentro del campo; al creer que gracias a su incursión los objetos serán mejorados, que poseen el capital cultural incorporado necesario para enseñar y adoctrinar a los usuarios del patrimonio a relacionarse con él.
Cabe señalar que, el patrimonio está inmerso en prácticas complejas donde además de los especialistas que lo estudian, lo registran e intervienen el objeto en un momento, existen una gran variedad de grupos con interéses específicos en relación a él; de tal manera que el restaurador es sólo un eslabón de una gran cadena, no la cadena en sí misma. Uno de los elementos más importantes a considerar en la propuesta de la restauración como traducción es la existencia de más agentes involucrados: quien solicitó la restauración, el custodio, el público, entre otros grupos, donde cada uno genera mecanismos distintos en torno a la práctica cultural en cuestión.
Bajo este contexto, se abre la puerta a una nueva propuesta de concepción del restaurador, donde se juega como un traductor de mensajes. Si bien interpreta datos (como cualquier historiador podría), la sutil diferencia la subrayo en que: la traducción requiere de conocer el código, el contexto de creación, en el que se desarrolla la restauración y la comprensión de donde será utilizado o contemplado el objeto restaurado. En ese sentido, la restauración requiere del conocimiento del objeto en tanto materia, significado e implicaciones de diversas índoles, reconociendo el origen, pasado, presente, las transformaciones físicas y químicas en todo ese devenir, para proponer acciones específicas que se relacionen con el futuro y la sociedad que lo habrá de recibir, respetando el mensaje. Por todo ello, se ejerce una acción de tradución.
Cambios vertiginosos en el contexto mexicano
Entonces si el restaurador funciona como un traductor, alejado de una posición de dominación y de poder ante los usuarios del patrimonio, es preciso revisar los cambios que generaron esta transición; muchos de los cuales nacieron a partir de las políticas públicas de cultura y educación. Antes el INAH formaba restauradores para contratarlos en sus mismos espacios, actualmente es sólo un agente institucional más en la solicitud de servicios de restauración. Se han incorporado asociaciones civiles, se han ampliado los rangos de talleres particulares y han nacido empresas particulares de restauración.
La necesidad de atender los nuevos ámbitos, han promovido la apertura de recientes centros de formación e investigación de conservación en patrimonio cultural; desde licenciaturas en universidades estatales hasta laboratorios de investigación interdisciplinaria, por ejemplo en el Colegio de Michoacan, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC-INAH). Lo cual ha favorecido la articulación de esfuerzos, dado que el capital económico en cultura y educación es restringido.
En esa línea de esfuerzos, se han premiado la consolidación de redes de investigación apoyadas por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) o por el Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP-SEP), incluso existen ayudas de la UNAM. Un par de ejemplos de apoyos se encuentran en la Red de Análisis No Destructivo para el Estudio in situ del Arte, la Arqueológia y la Historia (Red ANDREAH), que reune a físicos, químicos, historiadores del arte arquéologos, arqueómetras y por supuesto restauradores. Otros es el recién aprobado Laboratorio Nacional para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (LANCIC).[2]
Ahora, la ENCRyM ha ganado capital simbólico y cultural institucionalizado, gracias a la acreditación de la licenciatura en restauración en 2010;[3] la incorporación a programas de apoyo, específicamente al PROMEP-SEP, donde ha registrado cinco cuerpos académicos a la fecha o al programa de apoyo al desarrollo de la educación superior (PADES-SEP), consiguiendo recursos para dotar de infraestructura a la escuela. Otro avance importante es Revista Intervención, publicación indexada con cinco años de antigüedad. Al tiempo que la mayor parte de la planta docente, participa activamente en la organización y continua asistencia a congresos nacionales e internacionale de especialidad. Todo lo anterior se ha realizado en los últimos seis años.
Cabe añadir, que la actualización de los docentes de la escuela (veáse tabla 1), promovió el incremento en el capital social, creando nuevas dinámicas al interior de la institución como: la formalización de líneas de investigación; el reconocimiento de cuerpos académicos lidereados por restauradores; la organización de eventos académicos con alcances nacionales e internacionales; la difusión y publicación de sus resultados.
Año | Cursando un posgrado | Estudios de maestría concluidos | Grado de Maestría | Grado de Doctor |
2004 | 0 | 3 | 2 | 0 |
2014 | 2 | 6 | 8 | 1 |
Tabla 1. Actualización de la planta docente de la ENCRyM-INAH de acuerdo al grado académico. |
A través del trabajo de campo realizado, se identificó que el capital cultural incorporado o conocimiento específico sobre el quehacer restaurativo, es el capital por el que se lucha al interior del campo de la restauración. Esto es, gracias al expertisse que han ganado los agentes; la distinción entre los restauradores, los artesanos y los técnicos, así como de las distintas escuelas de restauración; los restauradores de otros conservadores y estudiosos del patrimonio cultural; y al mismo tiempo, las subespecialidades de restauración. Situación que ha fortalecido el uso de metodologías de aproximación específicas, lo cual ha generado espacios de discusión y de formación diferenciados, encontrando eco de la gestación de habitus de subclase en cada especialidad. Por consecuencia, se ha propiciado reconocimiento tanto al interiror del campo como al exterior, ganando capital simbólico. Esto ha dado pie a dinámicas características de campos intelectuales y de producción cultural restringidos.
Como resultado de lo dicho, la posición de los agentes está determinada por la estructura del campo y por el capital en pugna, siempre y cuando se contextualice la situación. Bajo el modelo de la teoría de los campos es imposible generalizar posiciones al tratarse de prácticas culturales. Estas características permiten que, dependiendo de la situación, un restaurador adquiera una posición dominante frente a un recién egresado o en relación a un cliente, por poseer conocimiento respecto de los procesos restaurativos. Sin embargo, al momento de la transacción económica, adquiere una posición dominada frente al mismo cliente, quien posee mayor capital económico. Es decir, la posición dependerá de la situación y del capital en juego, ya que responde a relaciones siempre asimétricas y cambiantes.
¿Es la restauración una herramienta que legitima al Estado?
La restauración como herramienta legitimadora de la hegemonía, es uno de los elementos de quiebre entre los planteamientos anteriores y la propuesta de este trabajo. El término patrimonio alude a una serie de características éticas, legales y formales de los objetos que dan cabida al reconocimiento de cierto grupo de personas. Es por eso que se adjudican distintas dimensiones de lo patrimonial hoy en día, que incluyen lo personal, familiar, étnico, local, regional o lo nacional (Pearce 2000 60). Esta noción ya no se entiende como sinónimo de lo nacional en sentido del Estado hegemónico, actualmente abre una multiplicidad de posibilidades.
En esas escalas, se asume que la identidad a su vez es una construcción social y simbólica, cambiante y reconocida en plural (Balibar 1997 66). Al hablar de identidades, se observa la individualidad que genera una diversidad de identidades individuales, que comparten una local y como suma de ellas, se promueve la identidad en una escala nacional. Pero no como algo inmutable del sujeto, sino como una construcción múltiple de identidades nacionales. Bajo esta perspectiva el patrimonio es un factor más en la ecuación de la conformación de identidades, no la determinante.
Por otro lado, el capital cultural objetivado o los bienes patrimoniales, son incapaces de aglutinar la práctica cultural de la cual forman parte. Un objeto tiene características físicas y químicas inmutables e independientes del contexto en el que se encuentre (algunas dependerán de las condiciones del área circundante); al mismo tiempo, implica una variedad de aspectos para los sujetos que los emplean o los reconocen, es decir, que los valoran. De ese modo, la sociedad en términos de agentes involucrados en la práctica o mecanismo cultural, se ha convertido en la ficha central del juego. Los objetos son importantes, pero por la gente que los reconoce así.
En cierta medida, el restaurador funciona como agente dominado ante un dominante que determina qué se conserva. Si bien en algún momento de la historia de la disciplina, la mayoría de los profesionales trabajaban para una entidad del Estado como: un museo, una casa de cultura, las escuelas, etcétera. A la par, quienes carecían de certificación escolar, reparaban cosas o eran subcontratados por quienes contaban con la acreditación. Ahora, los restauradores trabajan para el Estado y para los particulares; el gobierno es incapaz de brindar empleo a todos los sujetos y es por eso que, se promueve la contratación individual o a partir de microempresas.
Como profesión, la restauración es una herramienta para preservar ciertas prácticas culturales y fomentar el olvido de otras, como lo planteaba Lotman (2000). Dicho mecanismo de memoria-olvido es mucho más complejo, acerca de lo que el Estado desea legitimar como patrimonio e implica a la sociedad en su conjunto. En términos de la teoría de los campos, la restauración sí es una herramienta del poder, en cuanto a los objetos que se conservan. Se involucra en ello además del Estado, a una serie de agentes distintos a él. Es decir, en el campo de la restauración, el capital en juego es el capital cultural en sus distintas facetas. Aunque de manera directa, el capital económico es el que posibilita el acceso al capital cultural y posibilita la acumulación del capital simbólico. Quien mayor capital económico manifieste o mayor capital cultural haya instituido (lo cual refiere tanto al conocimiento como al reconocimiento en el área), serán los agentes que ejerzan una posición dominante; situación que cambiará en cuanto alguien detente más capital.
Por mencionar un par de ejemplos. Al ingresar a cualquier programa de licenciatura en restauración, aquél candidato a estudiante que ostente mayor conocimiento del resto de los aspirantes, pasará el proceso de selección; con el tiempo, adquirirá mayor conocimiento –capital cultural– y a su vez, el reconocimiento de la institución para ejercer –capital simbólico–. En cuanto al capital económico, es probable que disponga de recursos para montar un taller particular o crear una empresa de restauración cuando egrese de la licenciatura. Esta posibilidad yace de la posición que el restaurador hereda al interior del campo –gracias al capital económico, por ejemplo de su familia–. Esa condición en varias ocasiones va acompañada de capital social –en términos de conexiones y relaciones– que favorecen contar con clientes y el posterior reconocimiento al interior del campo de la restauración.
Lo anterior no significa que quien no cuente con tal capital no podrá trabajar, para ello justamente trabajará, buscando acceder a las oportunidades que han adquirido agentes en mejor posición en la estructura social, pero a partir de estrategias de subversión. Y muy posiblemente adquirirá una nueva posición, fomentando con su movilidad, cambios en la estructura de este campo.
Conclusiones
En este artículo, al centrar la revisión en la ENCRyM-INAH como objeto empírico, se observaron distintas dinámicas originadas en la institución, entre ellas la incursión de cuerpos académicos, redes de investigación y publicaciones. Es decir, estas instancias legitimadas y legitimadoras al interior del área, promueven un cambio de subordinación del poder a dinámicas del campo intelectual. Por eso se adquiere reconocimiento al publicar en ciertos espacios, prestigio al ser miembro de asociaciones o por contar con grados académicos específicos, solo por mencionar algunas situaciones.
La relevancia de este estudio, radica en analizar la primera escuela en Latinoamérica que impartió la licenciatura en restauración. Hasta el 2000 había sido el único espacio en México reconocido para tal fin, hasta la inauguración de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), situación que sigue cambiando, ya que actualmente existen seis escuelas más en las que se imparte la licenciatura. Como resultado de éste hecho, los actuales docentes de los distintos centros de formación, en su mayoría, son egresados de la ENCRyM.
El análisis permitió acceder a mecanismos presentes en la escuela y que se reflejan en las prácticas específicas de la restauración en México. Si en 1969 el INAH fundó la ENCRyM, para fomentar la presencia de recursos humanos capacitados para atender las necesidades del Instituto y del Estado; en 2014 con seis espacios más de formación, bajo un panorama de contratación individual o de microempresas, la restauración se ha convertido en una área que fomenta la preservación del sentido de los objetos y también de las prácticas culturales en las que se interviene. El restaurador parece que dejó de ser testigo mudo del proceso, para convertirse en un actor consciente de su responsabilidad cultural, al intervenir en distintas dinámicas sociales. Es decir, se adecua a respetar lo que ha sido un objeto y lo que se espera de él, por eso desde la perspectiva expuesta en este documento, el restaurador se ha convertido en un traductor.
Por otro lado, el análisis bajo una mirada sociológica de la cultura, resulta en una especie de fotografía instantánea al registrar el comportamiento del espacio de la restauración en México, donde los procesos están en transformación continua. Lo cual abona al conocimiento del área y a su reconocimiento, aunque también abre la puerta a nuevos análisis sociales y de ese modo, inaugura una línea de investigación complementaria a las realizadas hasta el momento en esta profesión.
Fuentes de consulta
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Balibar, Etienne. Violencia, identidades y civilidad. Para una cultura política global. Barcelona: Gedisa, 1997. Impreso.
Bourdieu, Pierre. Campo de poder, campo intelectual. Itinerario de un concepto. Tucumán: Montressor, 2002 a. Impreso.
Bourdieu, Pierre. Capital cultural, escuela y espacio social. 3a ed. México : Siglo XXI editores, 2000. Impreso.
Bourdieu, Pierre. El sentido práctico. México: Siglo XXI, 2009. Impreso.
Bourdieu, Pierre. Las reglas del arte. Barcelona: Anagrama, 1995. Impreso.
Bourdieu, Pierre. Las distinción. México: Taurus, 2012. Impreso.
Bourdieu, Pierre. Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Trans. Thomas Kauf. cuarta . Barcelona: Anagrama, 2007. Impreso.
Bourdieu, Pierre. Sociología y Cultura. México: Grijalbo, 2002 b. Impreso.
González Tirado, Carolusa. «El restaurador como artista-intérprete.» Intervención (2010): 7-15. Impreso.
INAH. Ley orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia. México: Diario oficial de la Federación, 1939, disponible en Normateca, consultado 26 octubre de 2014. Web. URL
Jiménez, Mauricio B. y Mariana Sainz. «¿Quién hace al patrimonio? su vaoración y uso desde la perspectiva del campo de poder.» Intervención. Revista internacional de Conservación, Restauración y Museología 3 (2011): 14-21. Impreso.
Lotman, Iuri. Semiosfera I. Semiótica de la cultura y el texto. Madrid: Frónesis-Cátedra-Universitat de Valencia, 2000. Impreso.
Peñuelas Guerrero, Gabriela. La valoración del patrimonio cultural en el campo de la restauración mexicana. Tesis Maestría en comunicación y estudios de la cultura. México: Iconos Instituto de investigación en comunicación y cultura, 2015. PDF.
Pearce, Susan. «The making of cultural heritage.» Avrami, Erica, Randall Mason and Martha De la Torre. Values and heritage conservation. Los Ángeles: The Getty Conservation Institute, 2000. 59-64. PDF.
Salinas, Manlio. «Filosofia y ciencia. Lectura sobre las concepciones teóricas de la restauración.» Schneider, Renata. Conservación-restauración en el INAH. El debate teórico. México: INAH, 2009. 153-172. Impreso.
Vega Cárdenas, Alfredo. El oficio del restaurador como instrumento de destino. Elementos teóricos y metodológicos para una sociología de la Restauración. Tlaquepaque: Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente-Tesis de Maestría en filosofía social, 2008. PDF.
NOTAS
[1] Si el lector desea profundizar en los conceptos véase Bourdieu Las reglas del arte 1995; Bourdieu Razones prácticas sobre la teoría de la acción 2007; Bourdieu El sentido práctico 2009; Bourdieu La Distinción2012.
[2] La conformación de la Red ANDREAH comenzó con el apoyo de CONACyT a través del proyecto “U49839-R Móvil: Metodologías no destructivas para el estudio in situ del patrimonio cultural” dirigido por el Dr. José Luis Ruvalcaba Sil aprobado en 2005 y vigente a la fecha. Por otro lado, el LANCIC responde a uno de los 17 laboratorios que el CONACyT a través de su convocatoria “Apoyos complementarios para el establecimiento y consolidación de laboratorios nacionales” seleccionó. Dicha convocatoria buscaba optimizar los recursos de instituciones de investigación y de educación superior quienes estuvieran ya conformados como cuerpos académicos y contaran con infraestructura previa; entre las áreas de interés se encontraban ciencias sociales, así como humanidades y ciencias de la conducta.
[3] Acreditación obtenida mediante el Consejo Mexicano de Acreditación de Enseñanza de la Arquitectura (COMAEA) el órgano reconocido para establecer criterios de acreditación de programas afines a la arquitectura y humanidades.
Gabriela Peñuelas Guerrero: Es Maestra en Comunicación y Estudios de la Cultura por Iconos (Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura), con una Licenciatura en Restauración de Bienes Muebles (ENCRYM-INAH, México). Su Experiencia Docente es muy vasta, es Profesora-investigadora de la ENCRYM-INAH como miembro del Área de Conservación de Patrimonio Cultural Metálico, imparte asignaturas de teoría de la restauración. Participa en distintos proyectos de investigación para CONACyT y PROMEP-SEP. Forma parte del cuerpo académico ENCRM-CA-04 registrado ante PROMEP-SEP. Y cuenta con participación en distintos foros nacionales e internacionales sobre conservación de patrimonio metálico, arqueometría y restauración.
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