Procesos semióticos y transnacionales en migrantes académicos

Procesos Semióticos y transnacionales

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Resumen


Resumen

Se propone el Transnacionalismo y la Semiótica de la Cultura de Lotman como categorías teóricas para el análisis del fenómeno de migración. Se busca comprender al migrante académico a través del análisis de las redes y comunidades transnacionales que construyen en su camino, además de entender cómo realizan el proceso de semiosis. El propósito es la reflexión en torno a su importancia y su complejidad, para comprender los procesos subjetivos y simbólicos que los acompañan, así como las determinantes socioculturales y estructurales asociadas al proceso de migración.

Palabras claves: Migración, transnacionalismo, semiótica de la cultura, migrantes académicos.

Abstract

The Transnationalism and Semiotics of the Culture of Lotman is proposed as theoretical categories for the analysis of the phenomenon of migration, it seeks to understand the academic migrant in depth through the analysis of the transnational networks and communities that they build on their path, as well as understand how they perform the semiosis process through intercultural and intersemiotic translations. Its purpose is to reflect on its importance and complexity, which allows us to understand the subjective and symbolic processes that accompany academic migrants, as well as the socio-cultural and structural determinants associated with the process

Keywords: migration, transnationalism, semiotics of culture, academic migrants.

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Introducción

El presente artículo se enmarca como parte de la investigación realizada en la tesis doctoral: Procesos semióticos y transnacionales en migrantes.1

La movilidad de las personas es un fenómeno que ha acompañado a la humanidad desde su origen, sin embargo, en los últimos tiempos ha sido objeto de interés de grandes investigadores debido a su influencia y relevancia, pues su crecimiento y consecuencias han impactado de manera global. (Ravestein, 1889; Piore, 1979; Wallenstein, 1974; Massey, 1990; Myrdhal, 1959; Zlotnik, 1992). En 2019, el número de migrantes alcanzó la cifra de 272 millones, 51 millones más que en 2010. Los migrantes internacionales comprenden un 3,5% de la población mundial, cifra que continúa en tendencia ascendente comparándola con el 2,8% de 2000 y el 2,3% de 1980. de acuerdo con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU en el 20172el número de migrantes internacionales (personas que residen en un país distinto al de su país de nacimiento) alcanzó los 258 millones en todo el mundo, frente a los 244 millones de 2015. Las mujeres migrantes constituyeron el 48% de estos. Asimismo, se estima que hay 36,1 millones de niños migrantes, 4,4 millones de estudiantes internacionales y 150,3 millones de trabajadores migrantes. Asia, aproximadamente,  acoge el 31% de la población de migrantes internacionales, Europa el 30%, las Américas acogen el 26%, África el 10% y Oceanía el 3%.3

La causa para el desplazamiento de las personas corresponde a múltiples factores como: búsqueda de trabajo, mejores condiciones económicas, persecuciones políticas, terrorismo, violación a derechos humanos, reunificaciones familiares, crecimiento intelectual, mejores condiciones sociales, desastres naturales e incluso consecuencias por el cambio climático; en muchas ocasiones no sólo es producto de una de ellas, sino de causas acumuladas.

Un tercio de todos los migrantes internacionales proceden de solo 10 países. La entidad líder en este apartado es India con 18 millones de personas, seguido, a una distancia considerable, por los 12 millones de mexicanos que viven en el extranjero, junto a 11 millones de chinos y 10 millones de rusos, de acuerdo con noticias de la ONU.4

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a un migrante como cualquier persona que se desplaza o se ha desplazado a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia, independientemente de: 1) su situación jurídica; 2) el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento; 3) las causas del desplazamiento; o 4) la duración de su estancia, de acuerdo al portal de la ONU.

De manera simultánea México ha sido tradicionalmente una nación de acogida de refugiados, asilados y trabajadores inmigrantes procedentes de distintos países y regiones del mundo, quienes han encontrado en su territorio un lugar nuevo de residencia y de trabajo. Para mediados del año 2019 existían 1.1 millones de personas migrantes viviendo en el país, entre ellos asilados, estudiantes y académicos huyendo de la violencia o buscando mejores oportunidades.

La condición de migrante se vio transformada en la historia con la creación del Estado-nación que implicó reforzar las fronteras, el nacimiento del ciudadano, la patria, lo nacional en contraposición de lo extranjero, buscando regular la movilidad humana a través de legislaciones migratorias.

Posteriormente, la llegada de la globalización, específicamente, la que respecta a lo económico, trajo por consecuencia que sea más visible la diferencia entre países pobres y ricos; y como efecto que las personas conozcan donde hay mejores oportunidades, lo que ha provocado en muchos casos que se incremente la movilidad humana entre los países (muchos autores ubican el nacimiento de la globalización con el descubrimiento de América o encuentro de dos mundos, pero se puede considerar su llegada hasta la aparición de las empresas transnacionales y acuerdos económicos entre los países a través de flujos de capitales, bienes y servicios, la aparición del Internet y las nuevas tecnologías que caracteriza a la globalización en nuestros días).

  1. 1. El migrante académico 

La migración académica es una de las alternativas adoptada por las nuevas generaciones de profesionales, para enfrentar las condiciones de la revolución tecnológica, las transformaciones en las formas de organización del trabajo y las nuevas condiciones de espacio y tiempo, también es una estrategia de competitividad y cualificación. Los flujos de migración calificada están adquiriendo una importancia significativa entre los investigadores y requieren de trabajos de investigación de mayor profundidad, con el fin de lograr la comprensión de este dinámico y complejo proceso.

Cabe decir que, en 1990 los migrantes calificados suponían 29.9% del total; en 2000 representaron el 35%. En cambio, los migrantes con nivel educativo bajo descendieron de 49.1% a 43.1%, aunque tuvieron un crecimiento absoluto de cinco millones de personas. Los migrantes con nivel educativo medio también tuvieron un crecimiento absoluto importante (de aproximadamente cuatro millones de individuos), pero en este caso se mantuvo constante la participación porcentual. (Esteban, 116)

Los migrantes académicos son aquellos que deciden dejar su país por una ambición personal y deseo de superación, aunque es de destacar que, en algunos casos, confluyen varias causas simultáneas a impulsar tal decisión.

La investigación fue realizada a 9 migrantes académicos que laboran en una misma universidad pública en la Ciudad de México y fue cualitativa, a través de entrevistas semiestructuradas y epístolas donde describían tres momentos de su proceso migratorio: la preparación, el momento de migrar y cómo ha sido su asentamiento. La elección de la muestra fue en función de la disponibilidad de los informantes en el centro de trabajo.

El objetivo de la investigación doctoral fue describir los procesos semióticos y transnacionales que viven los migrantes académicos en el proceso de integración al país.

2. Estudios de migración 

Los estudios de migración internacional han sido abordados desde una perspectiva disciplinar y han tenido como principal fin, medir el impacto económico y demográfico del fenómeno desde la visión macrosocial perdiendo de vista el dinamismo subjetivo del actor. Es por lo que, el estudio de la migración exige investigaciones más profundas, por ejemplo, a través de la complejidad para conocer su realidad.

El fenómeno de la migración se hace presente formalmente dentro de los estudios sociológicos, antropológicos, demográficos y económicos, como con Ravenstein (1889) y sus leyes de la migración; Myrdhal (1970) con su Teoría de la casualidad acumulativa; Massey (1990) y su teoría de la redes migratorias, entre otros; y pone de manifiesto los problemas de empleo, socioeconómicos, culturales, históricos y de integración; abordándolo como un proceso de movilidad social generado principalmente por las grandes diferencias económicas entre países ricos y pobres, desarrollados y en proceso de desarrollo. Sin embargo, la migración no es solo un problema económico por lo cual requiere el cruce e intersección de disciplinas para comprender su realidad. Se trata de un fenómeno multifacético y por lo tanto de interés multidisciplinario.

En cuanto a los estudios de migración internacional, estos han sido abordados por muchas disciplinas, desde la demografía y la economía, con autores como Zlotnik (1992); desde la Ciencia Política, Arroyo (2009) y Vargas (2011); desde la Sociología Urzúa (2000) o Solé (2002), por su parte, desde la Historia: Marmora (1990) y Han (2006); solo por mencionar algunos. La mayor parte de ellos dirigidos por los intereses políticos y económicos de los países receptores, pero sin profundizar en el protagonista del fenómeno.

La migración es un fenómeno que no se puede fragmentar porque hacerlo de manera disciplinar implica ignorar el contexto que le da sentido y significado. Debido a su complejidad se requiere de un estudio transdisciplinario.5 Los estudios migratorios deben reconocer la dimensión humana y esta debe ser el elemento central del debate, para avanzar hacia el reconocimiento de la migración como un elemento clave del enriquecimiento cultural y social, que brinda dinamismo a las sociedades. Por eso se debe abandonar el enfoque limitado de gestión de los flujos o de sus impactos exclusivos, con consecuencias económicas o demográficas.

Hay que señalar que la complejidad de la migración ha sido abordada desde diferentes disciplinas que buscan responder el impacto de la migración desde su propia fenomenología y cada enfoque aporta datos interesantes para la reflexión:

  • Como fenómeno político, como realidad estadística, como fenómeno vinculado al desplazamiento de trabajadores y, por tanto, a las necesidades del mercado de trabajo mundial, como el tema de los movimientos de familiares, consecuencia inmediata de las migraciones individuales y colectivas, solicitudes y entrega de asilos, atención a refugiados/as y desplazados/as; desarrollado por autores como (Hollifield, 2000; Santel, 2002; Geddes, 2003).
  • A manera de factor inescindible de las políticas de desarrollo, como Mondol (2010), que profundiza en los retos para el desarrollo de políticas públicas con vistas a hacer frente al fenómeno de la migración.
  • Para la sociología, que aborda el fenómeno de la migración estudiando la movilidad desde un ámbito cultural, un cambio de valores, de normas de vida, cambios en costumbres y hábitos. Los investigadores desarrollan una metodología, en mayor medida, de tipo positivista. Autores como: Cernianski, 1990; Castles y Miller, 1994; Arango, 2000; Bustamante, 2002; Aruj, 2004; Bommes y Schiffauer, 2006 y Arroyo, 2009.
  • Para la demografía lo fundamental es la dirección del movimiento de los flujos migratorios, así como la distancia o la cantidad de personas que migran. Como Zlotnik, 1992; que profundizó sobre los efectos demográficos de las migraciones.
  • Los economistas estudian el impacto económico en los países tanto de partida como de asentamiento. Ejemplo: Revenstein, 1889, con sus leyes de la migración; Myrdhal, 1970; Massey, 1990.
  • Por la comunicación como un factor de interacción humana que afecta las personas, individuo y sociedad. Escuela de Chicago, 1933 con exponentes como Mead y Blumer con su teoría de Interaccionismo simbólico que abordan los problemas de la migración desde un enfoque sistémico comunicativo y la Escuela de Palo Alto, 1959 con exponentes como Paul Watzlawick con su teoría de comunicación humana, donde afirma que es imposible no comunicar y aporta elementos para comprender el fenómeno de la migración.
  • Por la cultura como una forma de generar pluralidad cultural, multiculturalismo e interculturalidad, choques culturales, innovación cultural, entre otros. Autores como Taylor (2003) con su política del reconocimiento, Fornet Betancourt (1998) con su propuesta de diálogo intercultural, Kymlicka (1996) con su teoría de Ciudadanía Multicultural o el Pluralismo cultural abordado por León Olive (2000).
  1. 3. Transnacionalismo y migración 

El Transnacionalismo es una corriente teórico-metodológica que surge en el año 1992 con las antropólogas Nina Glick, Linda Bash y Christina Blanc-Szanton (1990), quienes a través de estudios empíricos se enfocaron en estudiar migrantes que tuvieran contacto de manera simultánea con dos sociedades. La de origen y de acogida. Ellas propusieron al migrante como un sujeto que no solo vive un proceso de asimilación a la sociedad receptora, sino como un fenómeno social con características nuevas y posibles consecuencias sobre las sociedades actuales y el orden social contemporáneo.

De acuerdo con Glick, Basch y Blanc-Szanton el transnacionalismo considera cuatro premisas:

  1.  1. La migración transnacional está ligada al capitalismo global, por lo que debe ser analizada en el contexto de las relaciones globales entre capital y trabajo.
  2.  2. Es el proceso por el cual los migrantes crean campos sociales a través de fronteras nacionales e internacionales.
  3.  3. No puede analizarse mediante categorías limitadas de ciencias sociales que combinan el desplazamiento físico, la cultura y la identidad.
  4.  4. Contribuye a la construcción de dos o más Estados-nación.

Glick Schiller, Bash y Szanton-Blanc (1992) definen al  transnacionalismo como el conjunto de procesos a través de los cuales los inmigrantes construyen campos sociales transnacionales que conectan su país de origen y su país de asentamiento. Los inmigrantes que construyen campos sociales son designados Transmigrantes. Estos desarrollan y mantienen múltiples relaciones familiares, económicas, sociales, organizacionales, religiosas y políticas que sobrepasan fronteras. Los transmigrantes actúan, toman decisiones y se sienten implicados, desarrollan identidades dentro de redes sociales que les conectan a ellos con dos o más sociedades de forma simultánea. (Glick, Basch y Blanc-Szanton, 1-2)

Los transmigrantes académicos serían, entonces, los migrantes que transitan entre diferentes naciones con la finalidad de ampliar sus conocimientos, habilidades y experiencias relacionadas con la comprensión de expandir su cosmovisión. Cotidianamente viven “… dependiendo de las múltiples y constantes interconexiones a través de las fronteras nacionales y cuyas identidades se configuran en relación con más de una nación Estado.” (Glick-Schiller, Basch y Szanton-Blanc, 99)

El alcance del fenómeno del transnacionalismo va más allá de concebir el Estado-nación como contenedor y en donde la vida social de los migrantes no está confinada a las fronteras territoriales. Por lo tanto, los migrantes construyen y reconstruyen sus vidas de forma simultánea en varias sociedades en un mundo altamente globalizado. Por ello es necesario observar su impacto en los fenómenos sociales más allá de los límites de las fronteras nacionales. El mismo migrante es una frontera simbólica. A través de él se permea la cultura, por ejemplo, el migrante académico a través de sus acciones como docente transmite su cultura de origen a los estudiantes de la cultura de acogida, pero a su vez, este mismo, preserva su propia cultura en su casa. Al mismo tiempo, sus estudiantes le influyen con sus acciones y respuestas el modo cultural que el migrante académico también transmite a su familia. Este intercambio constante y mutuo es un primer nivel de influencia del transnacionalismo.

El transnacionalismo es una globalización desde abajo, que no requiere necesariamente de las instituciones para mantener contacto simultáneo con dos naciones y tiene al menos cuatro dimensiones:

  1.  a) Económica: a través de comerciantes, pequeños negocios, inversiones, turismo, bancos para migrantes, comunidades bursátiles.
  2.  b) Política: comité cívico del pueblo, apoyo a candidatos desde el exterior, doble nacionalidad, migrantes elegidos para país de origen o acogida, funcionarios consulares, candidatos que hacen campaña en países donde hay muchos migrantes.
  3.  c) Sociocultural: competencias deportivas entre migrantes y del país de origen, música folclórica, radios de comunidades indígenas en país de acogida, sacerdotes que visitan a creyentes en el extranjero, artistas que actúan en otros países, fiestas en embajadas.
  4.  d) Académica: a través de actividades intelectuales, de investigación y conocimiento entre personas. (Guarnizo,19)

Las categorías del transnacionalismo son las redes y las comunidades transnacionales.

La globalización es un evento que va de la mano con el transnacionalismo, que se construye a través de campos transnacionales como las redes y comunidades transnacionales, que tiene implicaciones sociales culturales y políticas.

Los campos sociales transnacionales tienen las siguientes características: involucran migrantes y país de origen; las actividades no son transitorias ni excepcionales por el contrario mantienen estabilidad y continuidad a través del tiempo. El contenido de los campos sociales transforma al otro, pues no está incluido en alguno de los conceptos existentes. A pesar de estas características, es importante señalar que no todos los migrantes son transnacionales, sino que los sujetos transnacionales requieren un enfoque más allá del concepto binario tradicional que enfatiza los procesos migratorios desde países concretos, en otros países en particular, incluyendo el posible retorno a las naciones de origen.

Los migrantes académicos, aunque con sus aportaciones van construyendo campos sociales trasnacionales, también tienen la tendencia de un retorno a su cultura de origen, donde enriquecen con lo aprendido y su experiencia con sus nuevos campos sociales, y con la transnacionalidad adquirida en su tiempo de estancia. Pero este grupo de migrantes no sólo mantienen un contacto binario, es decir, cultura de origen y de acogida, sino otros puntos que los convierten en sujetos que se identifican en diferentes culturas, idiomas y contextos disciplinarios, es decir ambientes de creación, socialización y difusión de conocimientos.

En la investigación se lograron identificar procesos transnacionales de los migrantes académicos a través de redes transnacionales académicas que les permitieron migrar a la Ciudad de México, y que les permitieron, en algunos casos, adquirir crecimiento intelectual a través de becas para maestrías y doctorados, y en otros casos, lo lograron por medio de redes transnacionales familiares. También se pudieron identificar comunidades transnacionales académicas donde participan en colaboraciones en su país de origen y su país de acogida.

4. Semiótica de la cultura y migración 

Otro campo de estudio que contribuye a comprender la complejidad del proceso de migración es la Semiótica de la Cultura de Lotman, su postura surge de la experiencia personal del estoniano de vivir en la frontera, lo que le permitió observar la movilidad de las personas de un país a otro y comprender al migrante. Así, su postura es el marco para caracterizar este fenómeno como un derivado de sentido dinámico y relacional, por lo tanto, también imprevisible.

Para el estoniano, cultura es Inteligencia Colectiva y Memoria Colectiva, la “… cultura es la información no hereditaria que recogen, conservan y transmiten las sociedades humanas expresada en un determinado sistema de obligaciones y prescripciones.” (Lotman, 41)

La cultura involucra una identificación dinámica de los fenómenos de significación, por lo tanto, la conformación textual, es un proceso constante. Es decir, Lotman se preocupa por el estudio de textos y no de signos de manera particular, aplicados al fenómeno de la migración. Para él es un proceso que se da en la intersección con los signos adoptados de la cultura de origen y los signos de la cultura de acogida:

… el texto ocupa el lugar del signo como unidad cultural que teje la interacción de sistemas semióticos mediante una variada tipología de textos, con diferentes grados de organización y con exclusiones o combinaciones de diferentes lenguajes, lo que ayuda a comprender el fenómeno de la migración. (Lotman, 1)

Toda cultura revierte el carácter “a–cultural” del mundo donde se inserta el hombre al encerrarlo en un ámbito de sentido. De acuerdo con la concepción precedente y, para alejar el problema que supone la antinomia: “cultura – no cultura”, se podría acotar que la última arista implica, simplemente, a un marco, contexto o ámbito de la realidad, que no ha sido semiotizado o incorporado a un esquema de sentido producido por agentes competentes. (Garduño, 221)

Para ilustrar una significación de cultura, por ejemplo, Lotman llama al lenguaje lingüístico o natural Sistema Modelizante Primario y considera que se trata de un modelo que va delimitando la realidad y que se encuentra en el centro de la cultura funcionando como un elemento que brinda estructura, ya que define las reglas o códigos de los signos que se encontrarán tanto dentro como fuera del sistema.

Aplicada esta noción para el caso de los migrantes académicos, se nota cómo su Cultura de Origen marca su visión. Es donde originalmente se “modela” su estructura de valores, creencias y símbolos, lo que les da sentido y lleva más allá de su país al enfrentar el cambio de cultura como un proceso de adaptación a su nueva casa y que, en el mejor de los casos, se convertirá en un proceso de integración.

Además, Lotman hace la división del espacio cultural entre centro y periferia y plantea que la zona de la periferia es la zona más sensible a los cambios, debido a su inestabilidad fronteriza y a la carencia de normas rígidas que la guíen. Por el contrario, en el centro existe una constante estructuralidad. Como resultado de esta situación, el cambio proviene casi siempre de esta zona periférica por su mayor impredictibilidad. (en Macías, 13)

Lotman conceptualiza a la cultura como algo más acotado que “… el estudio de ese todo que rodea al hombre y de su espacio cultural.” (Lotman, 28) Por el contrario, aunque reconoce estos espacios, trata a la cultura como el producto de un trabajo de distinción permanente, que conforma sus propias fronteras a partir del sentido compartido o el acuerdo comunicativo (estructuras significantes).

Así, para Lotman, por medio de los múltiples emisores y destinatarios presentes en un entorno determinado que dejan de ubicarse como polos de un proceso de intercambio de información, pasan a caracterizarse como “… sujetos competentes capaces de interactuar en un marco o sistema y significar generando estructuras semánticas y, por tanto, identitarias.” (Lozano, 3)

Se puede considerar el universo semiótico como un conjunto de distintos textos y de lenguaje cerrados unos con respecto a los otros. Entonces, todo el edificio tendrá el aspecto de estar constituido de distintos ladrillos. Sin embargo, parece más fructífero el acercamiento contrario: todo el espacio semiótico puede ser considerado como un mecanismo único (si no, como un organismo). (Lotman, 28)

Está construida por la semiosfera de cada uno de los migrantes de su país de origen y la semiosfera que viven en la actualidad en su país de acogida, específicamente la Ciudad de México, mediada por filtros traductores que utilizan para interpretar cada una de las semioferas y generar la producción de sentido, ella incluye elementos alosemióticos.

La gran semiosfera del migrante es la suma de todos los procesos significación y de cada una de las estructuras significantes que incluyen los aspectos, tanto materiales como sociales que van conformando y regulando la vida, a través de las experiencias vividas que construyen el entorno del migrante, pero que al mismo tiempo construyen y reconstruyen su identidad en un proceso dinámico. También se incluyen las relaciones con otras culturas, por consiguiente, todo lo que signifique o pueda significar en el migrante, en el tiempo y en el espacio comprende parte de su semiosfera. A considerar que, ese espacio al que se enfrenta (culturas distintas) no es homogéneo, no es trivial, ni es previsible y que cuenta con capacidad para dialogar. De ese modo se vuelve simultáneamente modelizante para el migrante, pero también comprende al individuo activo con capacidad de decidir y actuar de diferentes maneras. (Lotman, 37)

La frontera para Lotman es un mecanismo bilingüe que traduce los mensajes externos al lenguaje interno de la semiosfera y a la inversa, elabora la nueva información y la adapta a las nuevas condiciones. El diálogo permite que entre las dos semiosferas (lugar de origen / lugar de llegada) haya ese intercambio de información con la consecuente generación de semiosis o sentidos. Al respecto señala Lotman que «… tanto la historia de la autodefinición cultural, la nominación y el trazado de las fronteras del sujeto de la comunicación, como el proceso de construcción de su contraparte —del ‘otro’—, son uno de los problemas fundamentales de la semiótica de la cultura.» (Lotman, 74)

La cultura es un conjunto de relaciones textuales, dotada de significación para sus miembros, que regula la vida y las interacciones de todos los miembros de la sociedad, funciona, para Lotman, como una unidad total y con fronteras semióticas adaptativas. El migrante está dotado de procesos de significación de dos culturas generando una gran semiosfera donde dialogan y se confrontan dos cosmovisiones, que suman rasgos pero que también se confrontan y se contradicen de manera simultánea, lo que lo lleva a un proceso dinámico entre la integración y desintegración en su vida.

La semiosfera es un espacio delimitado con respecto del espacio que lo rodea que sería el espacio extra-semiótico, dividido por una frontera de puntos que pertenecen a ambos espacios; que actúa como filtro y traductor. Esta traducción se articula dando sentido a la realidad extra-semiótica, es decir otorgando sentido dentro de algunos de los sistemas semióticos. Para Lotman la frontera “… es la suma de todos los traductores ´filtros´ bilingües pasando a través de cuales un texto que se traduce a otro lenguaje (o lenguaje) que se halla fuera de la semiosfera.” (Lotman, 24)

El migrante, para tener contacto entre una cultura y otra tiene que pasar a través de los filtros para poder ser traducido al lenguaje de su cultura de origen, la frontera une dos esferas de la semiosis, desde la posición de la autoconciencia semiótica. Lotman, hace la división del espacio cultural entre centro y periferia y plantea que la zona de la periferia es la zona más sensible a los cambios, debido a su inestabilidad fronteriza y a la carencia de normas rígidas que la guíen, por el contrario, en el centro existe una constante estructuralidad, como resultado de esta situación, el cambio proviene casi siempre de esta zona periférica por su mayor impredictibilidad. La dialéctica del campo cultural y de la semiosfera se da en el continuo movimiento entre centro y periferia.

El proceso de significación se da dentro de una convención social. Mismo que sucede de una manera no natural, en la que los significados se asignan de acuerdo con los conceptos y contexto de la sociedad en la que se están presentando. Es así como el significado de los discursos no está directamente relacionado con la verdad, sino que son construcciones de significados creados por una sociedad en particular en un contexto cultural determinado.

La frontera actúa también como un elemento de organización y estructuración semiótica, no sólo organiza dicho espacio dentro y fuera de ella, sino que establece los elementos de la semiosis que se relacionan en un contexto determinado. La valoración de los espacios interior y exterior no es significativa “… significativo es el hecho mismo de la presencia de la frontera.” (Lotman, 29)

La frontera filtra la penetración de lo externo hacia lo interno y al filtrarlos, los elabora y adapta a su interior. Este límite es un lugar donde se negocian procesos de integración, un lugar bilingüe que promueve adaptaciones, reelaboraciones y traducciones que territorializan un complejo colectivo, receptores “filtros” que reciben y descodifican a lo semiótico. La frontera presupone una zona de intersección y resistencia de fuerzas que los espacios oponen uno a otro. A Lotman le interesa la dificultad de la traducción de una parte no interceptada de una lengua a otra porque es allí donde se producen los mayores problemas de construcción del sentido.

La intersección de la periferia produce rápidos cambios semióticos, porque captura espacios culturales particulares (extra semióticos) y las entidades que funcionan como traductores se distribuyen por la frontera funcionando como traductores en los límites del sistema, porque poseen el don especial de pertenecer a dos mundos.

Este proceso es el que experimenta el migrante al tener una cultura de origen que empieza a insertarse en otra cultura; habla dos lenguajes, tiene dos culturas y esto le permite estar en la periferia actuando como traductor de una y otra cultura; son muchos los factores que determinan qué elementos de sus cultura nueva va a conservar y cuáles va a desechar, desde su psicología personal hasta elementos contextuales o de traducibilidad; pueden ir desde el uso de determinados términos, así como la adopción de costumbres, tradiciones, creencias, etc. Sin embargo, la cultura no es totalmente rígida por lo cual existe un núcleo y una periferia. En el núcleo se disponen aquellos nombres que expresan los elementos más característicos de la cultura y por lo tanto menos bilingües y estáticos. El núcleo corresponde a los sistemas semióticos dominantes y la periferia a los fragmentos de sistemas o textos aislados; al respecto menciona Lotman:

Las estructuras nucleares segregan un sistema de metalenguajes con los cuales no sólo se describe a sí misma, sin que también al espacio periférico de la semiosfera dada entonces encima de la irregularidad del mapa semiótico real, se construye el nivel de unidad ideal de éste. (Lotman 26-30)

El proceso de transformación no es exclusivo del migrante, la población de acogida también sufre una transformación, lo que da lugar, de forma más o menos explícita, a reacciones desde la acogida de buena forma, hasta actitudes racistas y/o xenófobas; desde percibir al inmigrante como un intruso o peligro del que hay que protegerse, hasta observarle como una persona que viene a enriquecer su cultura. En este marco, los inmigrantes desarrollan vínculos sociales y culturales junto a nexos económicos y laborales que hacen que muchos de ellos se “imaginen” a sí mismos como parte de una comunidad en los países a los cuales emigran, pero no de cualquier comunidad, sino de una comunidad emigrante que reproduce y recrea los patrones culturales y formas simbólicas de sus comunidades de origen.

Esta construcción imaginaria se basa en un conjunto de relaciones y transacciones de todo tipo que se logran en el marco de un sistema transnacional de redes sociales y capital cultural. Estas redes conforman el nicho interpersonal del individuo, y contribuyen a su propio reconocimiento como individuo y a su imagen de sí mismo como miembro de una comunidad, como sujeto de un tejido social.

Este proceso es lo que define la complejidad del fenómeno de la migración que de manera dinámica y simultánea impacta al migrante y al contexto donde se desenvuelve.

Las comunidades migrantes definen y construyen un sentido de pertenencia y dependencia con las redes que es más fuerte y profundo que el de los respectivos estados nacionales involucrados con la migración. En este sentido, se hace referencia a la transnacionalización (en el sentido de comunidad más allá de las fronteras nacionales tanto del estado original, pero también del estado al que se llega) de los emigrantes residentes en el país destino, que mantienen e incrementan su importancia y vínculos con sus comunidades de origen aún después de su asentamiento legal, estable y definitivo.

Toda traducción lleva implícita la carga cultural, como es el caso de los migrantes que llevan traducciones semióticas que involucran semiosferas distintas (diferentes universos semióticos) en cualquier nivel. Es necesario asumir que este tipo de traducción es necesariamente una traducción semiótica intercultural.

La traducción en el caso de la migración involucra los lenguajes y textos comprendidos en la cultura y es compleja por la diversidad y características de esos lenguajes. Entre los lenguajes de la cultura rige un principio de intraducibilidad y las traducciones pueden ser:

  1.  a) las traducciones interculturales, que son los filtros traductores que permiten que elementos de otra cultura signifiquen al inmigrante cuando ha realizado el proceso.

b) la dimensión intersemiótica de la cultura resulta de la concurrencia parcial de los signos de los lenguajes (sistemas sígnicos). Se da a través de la interacción entre los diversos sistemas sígnicos que conforman un espacio semiósico. En dicho espacio se observa la transposición de unidades mínimas de significado, que van de un sistema semiótico a otro a partir de un contexto determinado de enunciación.

Es el camino que realiza el inmigrante al momento de intentar y conseguir el Traslado del Significado de un sistema sígnico a otro. Cada sistema semiótico supone la presencia de formas de estructuración del significado, así como de organización del sentido.

Lo intersemióticas, en el caso de los inmigrantes es un proceso de semiosis que permite la circulación del significado a partir de un conjunto de adecuaciones estructurales, mediante el traslado de un sistema semiótico a otro a través de estrategias, es un traslado de significados. Lo extra semiótico es para Lotman, lo que:

Los textos que se encuentran fuera del espacio semiótico, es decir, fuera de este sistema de códigos y estructuralidad compartida, son incompresibles. Para que estos adquieran realidad para una semiosfera dada, le es indispensable traducirlos a uno de los lenguajes de su espacio interno, es decir, semiotizar los hechos o textos no semióticos. En el caso de la semiosfera, la frontera realiza la función de traducción de los mensajes externos al lenguaje interno de la semiosfera y a la inversa. De esta manera la semiosfera puede entrar en contacto con los espacios no semióticos y extrasemióticos” (Lotman, 46).

Lotman introduce el término alosemiótico para indicar el espacio que está por fuera de la semiosis y que, para transitar en el campo de la significación, debe pasar por un traductor filtro bilingüe. Es decir, lo propio y lo ajeno, el mundo y la cosa no se tocan directamente. Necesitan de una tercera zona de la experiencia que oficie de traductor filtro. A ello se denomina Mecanismo de Frontera.

Lo alosemiótico, no puede pertenecer a ese espacio semiótico, es extrasistémico, esto implica, a su vez, que determinados elementos se encuentren en el núcleo o más próximos a la periferia en un determinado sistema semiótico.

Un ejemplo de lo alosemiótico fue identificado en la investigación:

… me siento integrada y adaptada a México y de pronto chin, no conozco, yo sé que hay cosas que me brincan a veces, sobre todo eso de la “sutiliza de la cultura”, no lo logro apropiar, sé que es algo que debo aceptar , es una limitación, no logro apropiarme de eso que tienen los mexicanos desde la cuna y no lo voy a lograr, esto es así y mejor asumo que no lo voy a entender, si hubiera llegado más joven tal vez… hay un dimensión afectiva que se teje todos los días y que nunca la voy a comprender.

La adecuación de la traducción intercultural del migrante depende de las competencias desarrolladas para interpretar (traducir) los códigos de ambas culturas, y por las condiciones de conservación y transmisión de los textos. 

CONCLUSIONES

A partir de lo estudiado podemos concluir que el migrante académico convive con dos semiosferas de manera simultánea, la semiosfera de la Ciudad de México y la semiosfera de su país originario: Argentina, Cuba, Colombia, Chile, España y Uruguay, es decir la memoria cultural en la que crecieron, sus valores, costumbres, hábitos, etc. El mecanismo del cual logra la semiosis son los filtros traductores que contribuyen a comprender los signos y significación de cada una de las semioferas, las traducciones pueden ser interculturales e intersemióticas, también existen elementos alosemióticos o intraducibles que no son comprensibles para el inmigrante y se vuelven extrasemióticos. Todo lo anterior nos confirma la naturaleza dinámica y compleja del fenómeno de la migración y es un acercamiento a la realidad empírica del migrante.

El migrante se vuelve bilingüe, en algunos aspectos vive y entiende dos culturas, eso lleva consigo una complejidad importante, se integra, pero, al mismo tiempo siente que hay cosas que no puede traducir de la cultura de acogida, que no entiende de sus culturas de origen, o ya las ve de distinta forma por la lejanía. Por ello, es un proceso dinámico y no estático. Permanentemente aprende cosas nuevas de la cultura de acogida y resignifica su cultura de origen, en su proceso de traducción interpretación, memoria cultural y producción de nuevos textos, se confirma que es dinámico, y que nunca garantiza la integración completa del migrante, hay momentos en que siente integrado y hay momento que se siente desintegrado.

La perspectiva transnacional contribuye a analizar a través de las categorías de campos transnacionales: redes y comunidades transnacionales de los sujetos analizados: los inmigrantes académicos en México, identificando las causas de su movilidad, así como su proceso a partir de su preparación, momento de migrar y asentamiento, confirmando que la movilidad produce cambios en los migrantes y su entorno, confirmando que es un proceso complejo y dinámico.

El modelo complejo de la migración incluye el abordaje del Transnacionalismo y la Semiótica de la cultura que permiten describir y analizar el proceso que vive el migrante académico desde una visión que rebasa el nacionalismo metodológico sin limitarse a estudiar al Estado-nación como principio organizador social. Por el contrario, permite la flexibilidad y agilidad para profundizar en los proceso y prácticas que trascienden fronteras, es decir observa y analiza el fenómeno de migración desde dos naciones y sujetos que viven realidades de manera simultánea. Aborda realidades transfronterizas por actores, estudia de forma más integra los flujos en los contextos tanto receptores como emisores. Analiza la condición del migrante desde lo empírico y se ayuda de las categorías emanadas de los campos transnacionales como son: las redes y comunidades transnacionales. De manera simultánea, se constata la importancia de la cultura en la transmisión de los significados y cómo ha generado sentido en los migrantes académicos.

El engranaje de ambos campos teórico metodológicos es que la condición del migrante transnacional incide en su proceso de semiosis, entre mayor grado de transnacionalismo se requiere más procesos de traducción, mientras el migrante sea menos transnacional requerirá traducir menos, esto debido a que cuando el migrante no tiene contacto permanente con su cultura de origen, su proceso de adaptación y asimilación es más rápido, por el contrario cuando el contacto con su cultura de origen es permanente, le exige estar traduciendo de semiosfera a semisofera. Su estudio y aplicación simultánea permite estudiar a la migración desde la complejidad y con una visión transdisciplinaria.

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Rosa María Macías Herrera

Semblanza

Formación académica: doctora en Estudios Transdisciplinarios de la Cultura y la Comunicación por ICONOS, Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura; Maestría en Filosofía y Crítica de la Cultura por la Universidad Intercontinental.

Actividad Laboral: profesora investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México UACM, plantel San Lorenzo Tezonco en la Academia de Comunicación y Cultura. Líneas de Investigación: migración, transnacionalismo, semiótica de la cultura.

Correo: rosa.maria.macias@uacm.edu.mx

 

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