Resumen
La comprensión y el dominio del bienestar emocional tiene un impacto benéfico en diferentes ámbitos, los principales tres: el social, el biológico y, por supuesto, el psicológico. Sin embargo, pareciera que, para la sociedad y el sistema actual, este tema sigue dos direcciones: la estigmatización y la falta de seriedad al tomarlo como un problema de salud.
Aquí interesa la expresión emocional en los problemas de salud y se sabe que, el detonar la dimensión humana de las emociones se consigue a través de diferentes prácticas. Si bien, a lo largo de los años la intervención plástica se ha situado como un medio para la canalización de lo sensible y que encamina a la búsqueda y reconocimiento del ser y del sentir emocional. Es a través de esta premisa que se busca responder a la pregunta, ¿Cómo el libro–objeto coadyuva en el proceso de arteterapia? Y El objetivo de este escrito es justificar el diseño del libro objeto en la arteterapia, para favorecer la manifestación emocional de pacientes, mediante su desarrollo expresivo.
Palabras clave: libro–objeto, arteterapia, expresión, emociones, bienestar.
Abstract
Understanding and mastering emotional well-being has a beneficial impact in different areas, mainly those three: the social, the biological and the psychological. However, it seems that for society and the current system this issue follows two directions: stigmatization and the lack of seriousness in understanding it as a health problem.
Here we are interested in the emotional expression concerning health problems. It is known that triggering the human dimension of emotions is achieved through different practices. Nevertheless, over the years plastic intervention has been positioned as a means for channeling the «sensible» and has led to the search and recognition of emotional being and feeling. It is through this premise that we seek to answer the following question: how does the book-object contribute to the art therapy process? This article aims to justify the design of the object book in art therapy in order to stimulate the emotional manifestation of patients through their expressive development.
Keywords: book-object, art therapy, expression, emotions, well-being.
Ne xiskuama-nuna nza kja nde (k’o kjaa k’o kjaa yo tee mina zoo-mbokjimi) arteterapéutico
Ra tsapu̷ ts’ike jñaa / Ts’ike jñaa
Ne ra pa̱ra̱ ñe ra ndopju̷ji kja ne ra na jotjo ra soo ri pe̷s’i na ze̷zhi pu̷t’u̷ k’u̷ dy’a̷t’a̷ joo kja n’año yo ja kjaa, yo arkate ñi’i ngeji: ne k’a ka̱ra̱ tee, ne me na mejñiñi ñe, mbo supuesto, ne psicológico. Dya o ndu̱mbu̷, ra nza kja k’u̷, mbara ne jmuru̷ ñe ne nudya sistema, nunu ts’ijña ra te̷pi yeje ja i menzumu̷: ne ra juajnu̷ ts’ike ñe ne b’ezhi kja dya ma̷ja̷ na ndu̷nru̷ nza kja na chu̱u̱ kja b’u̷b’u̷ na joo.
Nunu ra ñante ne ra ñaa ra soo kja yo chu̱u̱ kja b’u̷b’u̷ na joo ñe nge ra pa̱ra̱ k’u̷, ne meya ne yo tee nojo kja yo ra soo nge jyod’u̷ a kjanu kja yo n’año mbe̷pji. Jaa joo, a ne maja kja yo kje̷e̷ ne ra kjaa pjoxte plástica nge ra b’u̷b’u̷ na joo nza kja na nde mbara ne tsju̷jnu̷ tee kja ne sensible ñe k’u̷ ra mebi a ne jod’u̷ ñe ra mba̱ra̱ kja ne pes’i zapju̷ ñe kja sojna. Nge a kjanu kja nunu po ngeje (suposición) /pjeñe (idea) k’u̷ nge ra jod’u̷ ndu̷nru̷ a ne t’o̷nun, ¿jango ne xiskuama-nuna xo pjo̷s’u̷ kja ne ñ’iji kja areteterapia? Ñe ne k’o ri jandu̷ kja nunu xiskuama nge ra mba̷s’a̷ k’u̷ ra jñandu̷ji ne kjaa jmicha kja ne xiskuama nuna kja ne areteterapia, mbara k’a ra mbos’u̷ ne jmuru̷ ra soo kja yo te̱tjo, a kjanu nge ra tee nee.
Jñaa k’o na joo: xiskuama-nuna, k’o kjaa yo tee mina zoo sii ndye̷nchje, ra ñaa, ra soo, ra na jotjo.
PODCAST
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Introducción
El libro–objeto es una expresión artístico-plástica surgida a mediados del siglo XX -en los años sesenta- como consecuencia de las vanguardias y siguió ese horizonte del arte en su concepción. También abrió nuevas formas de expresión sensible y emocional, y aquí se piensa demás, un vehículo hacía el proceso de arteterapia. En ese sentido, el objetivo de este escrito es justificar el diseño del libro objeto en la arteterapia, para favorecer la manifestación emocional de pacientes, mediante su desarrollo expresivo. Este trabajo se presenta como un estudio exploratorio que busca responder la pregunta ¿Cómo el libro–objeto coadyuva en el proceso de arteterapia?
Los temas para tratar son tres: se presenta cómo estos objetos adquieren un nuevo valor como entidad artística y expresiva, con el propósito de ofrecer al creador del libro-objeto un camino largo de reflexión y experimentación, además de presumir que abre posibilidades terapéuticas. Al mismo tiempo, se le define y caracteriza, para sentar bases hacia su visión como medio de expresión artística.
Como segundo tema a abordar se hace un recorrido por la historia del desarrollo de canales de manifestación y técnicas de autoaprendizaje, que surgen y posicionan al arte y también, al libro-objeto, como arteterapia. Aquí se encuentran rutas para la sensibilidad, la expresión, la recreación, la reinvención personal, que permiten el auto–entendimiento. La razón del tema es que, actualmente se experimenta un proceso y progreso tecnológico, el cual no va acompañado necesariamente del desarrollo social y emocional. Parece que hay un olvido de la comprensión y alfabetización en ámbitos referidos a la comunicación emocional,[1] lo que ha desatado una crisis.
En el tercer subtema analiza ese canal de manifestación que interesa del libro-objeto, a través de la teoría psicoterapéutica propuesta por Carl Rogers, la cual posibilita un análisis que arroja resultados que lleva hacia las conclusiones.
1.- El libro–objeto
Este primer subtema se organiza en cuatro partes, la primera define qué es un libro-objeto mediante diferentes definiciones que llevan a una conceptualización propia; la segunda ofrece características esenciales que conforman una pieza de estas: material, formato, entre otros; la tercera señala algunos antecedentes que explican la evolución del concepto actual del libro–objeto, finalmente se proponen algunas metas y ciertas funciones que ha adquirido.
1.1 Definición
Mucho se habla acerca del libro–objeto como producto artístico o de diseño, sin embargo, la definición de este continúa sin homogeneidad y se encuentra en constante transformación. No existe una definición absoluta sobre este concepto, por lo que a continuación se presentan y comentan algunas definiciones propuestas. En ese sentido, Soler y Heyvaert mencionan: “El libro deja de ser el continente de informaciones, dibujos, reproducciones, fotos, para pasar a ser toda una experiencia de proyecto artístico contemporáneo donde se conjugan inteligentemente sensaciones táctiles, secuencia-narrativa y una utilización peculiar del empleo del tiempo para su disfrute.” (Soler y Heyvaert 41) De ese modo plantean la transformación de la idea de libro tradicional, que se había manejado por siglos y explican cómo el libro–objeto traza un camino diferente a todo lo preestablecido. Marcan la experiencia sensorial como la base, no solo de la relación dinámica que el autor y el lector formarán, sino también de la construcción y creación del primero, que traerá como consecuencia un disfrute perceptual del segundo. Márquez propone de manera más concreta:
El libro–objeto es aquel cuya comunicación visual es el resultado directo de la intervención del artista haciendo uso de una o varias técnicas distintas a las clásicas maneras de impresión y creación de libros. El artista, diseñador, usa el libro–objeto como expresión, y a partir de la sumatoria de estos elementos adicionales, permite que el lector reconstruya el mensaje que trata de transmitir de una manera distinta. En su propuesta resulta lo artístico, la integración de todos los sentidos a la lectura. (Márquez 1)
La plástica a partir de diferentes técnicas toma forma y crea un camino distinto de expresión que permite no solo reflejar emociones y vivencias del autor, sino más sentidos de lectura. Durán comenta, “… se añaden ahora, nuevas formas de lectura semiótica, elaborada a partir de la decodificación de los signos, sea cual fuese la esencia de estos, sonora, visual, táctil, olfativa.” (Durán 24).
A partir de lo dicho, se identifica que, el libro–objeto es una fusión entre libro, plástica, sensación y expresión, que volverá al libro tradicional un canal de resignificación de la información. Por eso, el libro-objeto propone diferentes niveles de creación, a través de signos y estímulos sensoriales, los cuales expresan matices emocionales del autor, que quiere -consciente o inconscientemente- transmitir al lector. Por lo que este se convierte en un personaje activo en el proceso de disfrute.
1.2 Características
Un primer acercamiento sobre la diferencia entre libro tradicional y libro-objeto.– el primero tiene una función de transmisor de textos; Martínez, cita a Turner y menciona que en The Dictionary of Art “… libro es un objeto portable para almacenar información para ser transmitida como escritura, anotaciones, pinturas o fotografías los cuales han sido inscritos a mano o impreso.” (En Martínez 58) Por lo que su objetivo único es la transmisión de un mensaje teórico o literario y así se ha concebido por muchos siglos. Entonces, si el libro tradicional se enfoca en la correcta legibilidad, el libro–objeto expone parámetros completamente nuevos: produce la alteración de lo tradicional, incorpora una serie de nuevos elementos que transforma y amplía la lectura y esta ya no se encuentra limitada a lo literario, sino también a lo plástico; donde se experimenta no sólo con técnicas gráficas ya conocidas: acuarelas, pintura, arcilla, papel, etc., sino que también puede construirse a través de herramientas cotidianas, tela, hilos, plástico, naturaleza, etc. Esto propone una estructura espacial que invita al lector a enfrentarse a una lectura interpretativa más allá de lo lingüístico, común en un libro tradicional. Además, en el libro–objeto, lo sensitivo y la interacción juegan un papel de importante, pues lo percibido a través de los sentidos físicos: el color, la forma, el olor, la textura, se expanden a sensaciones mentales y será a través de la memoria y la experiencia que nacerá un vínculo directo con la narración.
Entonces, la ruptura de las normas y visión del libro da pie a nuevos soportes, que varían a partir de los papeles utilizados, así como de otros materiales que lo complementan: hilos, cartón, fotografía, etc. Ya decía Munari, “… solo en el caso de ediciones especiales se elige el papel para darle más importancia al texto, pero siempre es el texto el tema del libro, nunca el propio libro como objeto comunicante.” (Munari 220) Esto lleva a nuevos formatos. La gran variedad de materiales que son empleados para la experimentación en el libro-objeto genera libertad creativa, pues cualquier cambio que al autor se le ocurra es válida.
1.3 Antecedentes
El libro–objeto no tiene un nacimiento muy claro, según González, directora de la editorial de libros–objeto MiCielo Ediciones, parece que su origen se encuentra en los movimientos vanguardistas, afirmación que se basa en una serie de artistas y proyectos que comparten ciertas características y que pueden considerarse como pioneros de este. (González 2) Se cita a en este sentido a Oquendo de Amante con su obra 5 metros de poemas (figuras 1 y 2), poemario compuesto en 4 metros aproximadamente, en el que todos sus elementos —su forma desplegable, la imagen plegable, la historia de imágenes continuas, la imagen singular y aislada— destacan distintas posibilidades de lectura, que citan al mismo tiempo diferentes géneros textuales: desde aquellos de carácter usual hasta los de tipo lúdico. También se señala a Parra con sus 154 antipoemas, escritos o dibujados en formato de tarjetas postales (figura 3).
Figura 1. Oquendo de Amante, Carlos. 5 metros de poemas. 1927.
Figura 2. Oquendo de Amante, Carlos. 5 metros de poemas. 1927.
Figura 3. Parra, Nicanor. Antipoemas y Artefactos. 1972.
Otros autores, entre ellos Millán, comparten la idea de que fue en los años sesenta, con las vanguardias y el nacimiento del arte conceptual, el inicio de la visión de la imagen del propio libro como elemento simbólico y no únicamente como vehículo de textos teóricos. (Millán 7)
En consecuencia, a partir de estas rupturas y puntos de inflexión expuestos en estos escenarios y tiempos específicos, se comienza a visualizar y a conceptualizar al libro–objeto como un medio que poco a poco tomará presencia dentro del mundo artístico.
1.4 Función
A partir de la ruptura que el libro objeto marca en el arte y el diseño editorial, surgen nuevos planteamientos acerca de los roles de autor y lector. Así, los libros-objeto replantean lo establecido en el terreno de lo plástico y convocan a lo sensible y lo expresivo, de tal modo, que se compone un medio con diversas posibilidades de función, entre ellas se destaca:
– La expresión
Sea cual sea la postura ideológica del autor, el fin de un libro tradicional y/o un libro–objeto es el mensaje. A partir de esta premisa, la exploración formal y semántica que se da en la construcción de los libros–objeto, a través de la selección específica de lo cromático, los materiales, texturas, tamaños o formatos, por mencionar algunos, estarán vinculados al fin último de la transmisión de información. Esto permite la vinculación de la experiencia del sujeto con el proceso de creación y da como resultado un medio que manifiesta su memoria empírica y también de su estado emocional. Como dijo Duncan: “Las artes, como toda expresión no verbal, favorecen la exploración, expresión y comunicación de aspectos de los que no somos conscientes.” (Duncan 40) Por eso el libro–objeto se piensa un canal de manifestación.
– Lo espiritual
Después de ubicar al libro–objeto como un canal de manifestación, interesa aquello que representa: el interior de alguien, la realidad oculta, la esencia de un sentir y, también, de lo que se es parte. Al respecto López dice: “El arte nos ayuda no tanto a conocer la realidad sino nuestra realidad, el paisaje interior: aquel que nadie conoce más que nosotros, aquel que no le interesa más que a nosotros mismos y solo nosotros contemplamos…” (López 227) De ese modo, la creación e intervención ha sido un medio de expresión; asimismo, el reflejo del interior de alguien se da a través de los diferentes elementos plásticos en el arte y esa dimensión interna se concibe espiritual.
– Lo didáctico
Otra dirección del libro–objeto es el de recurso didáctico en la enseñanza. Como se hizo notar en los dos puntos anteriores, el nacimiento de este producto cultural fue consecuencia de las vanguardias de la década de los años sesenta y gracias a estas fue que: las escuelas de arte alemanas conectaron la experiencia didáctica con las demandas de la naciente industria de objetos manufacturados. Así, se desarrolló un interés por la experimentación, en donde los elementos plásticos compositivos jugaron un papel importante en la exploración creativa y llevó a que el lenguaje plástico fuese el foco de atención. Esto estuvo presente en Albers,[2] un artista y profesor alemán reconocido por sus métodos didácticos, gracias a los materiales que propuso y su uso en sus años de docencia en Dessau, donde destacó la relevancia de una didáctica práctica y mostró que: el trabajo artesanal con fundamentos teóricos desarrolla la inteligencia y el autocontrol motriz.
Por lo dicho, el libro–objeto desde su manufactura hasta su concepto, además de la expresión emocional, la representación de lo espiritual y lo didáctico, son algunas de las funciones que se le identifican, las cuales son algunos de los aspectos relevantes a considerar.
2.-De las vanguardias al arteterapia
Ya se sabe que la expresión y las emociones fueron temas de interés en los años sesenta y sirven de puente entre el libro–objeto y la terapia, con ese fin se revisa su conexión existente, para después conceptualizar de manera concreta el arteterapia.
2.1 Relación entre arte y terapia
La expresión subjetiva logró alcanzar al arte vanguardista hasta el punto de convertirse en lo dominante en este tipo de prácticas. Las piezas de arte representaban al artista, su interior, su pensamiento, emociones y sentires; llegaron incluso a ser consideradas como un medio proyectivo y se convirtieron en vías de escape de la realidad.[3]
El papel del creador plástico comenzó a considerar al arte como una herramienta de transformación que formaría parte del proceso de una liberación interior. Para Efland, Kerry y Stuhr: “La función del arte en la modernidad es dar al espectador una experiencia estética que funcione de la terapia liberadora, tanto para el artista como para el espectador…” (Efland y otros, 10) Se generó entonces un punto de inflexión en el que el artista libera el espíritu individual, inclusive el colectivo, dentro de su contexto.
Las obras plásticas se convirtieron en vehículos para la liberación emocional. Por eso se observan trazos violentos, pinceladas y formas cortantes, paletas de colores empastadas que parecen procesos de catarsis y sublimación, ambos provocados por la acción y uso expresivo–emocional de este nuevo enfoque artístico y que serán la base del proceso de arte terapéutico. Así, se abre un sendero hacia un lenguaje no verbal, a través de medios gráficos y que posibilita una nueva comunicación que otros recursos no permiten.
Cabe decir que dentro del arte existen una variedad de vehículos para una descarga emocional, la danza o el teatro permiten esta liberación de manera corporal; la música lo hace a través del sonido y las variaciones que permite, pero aquí se considera únicamente la plástica.
2.2 Concepto de arteterapia
El horizonte de la expresión, las emociones y el arte ofrecen múltiples herramientas para una nueva dirección: arteterapia. Es a mitad del siglo XX cuando nace el concepto y se estudia inicialmente en Inglaterra como:
Una herramienta complementaria en el trabajo que realizaban profesionales con pacientes y alumnos en áreas de psicología […] se demuestra que la existencia de estímulos, entre los que se encuentran las actividades plásticas y visuales, pueden favorecer los procesos curativos naturales, cambiando la fisiología corporal y la actitud mental de la persona… (Samuels y Rockwood 149)
El rigor de la medicina en su relación con el arte logra el desarrollo de este campo, no solo en el ámbito clínico, sino también en el educativo y social. Así, se posiciona y caracteriza como un medio que:
Se apoya en la creencia de que todos los individuos tienen la capacidad de expresarse creativamente y que el producto es menos importante que la implicación en el proceso creativo. La intención del arteterapia no está específicamente en los méritos estéticos de la tarea artística sino en las necesidades terapéuticas que la persona exprese. Lo más importante es que el cliente simbolice su sentir en el trabajo, eligiendo y facilitando las actividades artísticas sean de ayuda a la persona, ayudándola a encontrar significados en el proceso creativo y facilitando el compartir la experiencia de realizar imágenes con el terapeuta. (Malchiodi 1)
Lo cual produce una línea cuya dirección es el apoyo para la exteriorización de lo interior, para el reconocimiento y comprensión del sentir de la persona. Además, se crearon procesos que estaban abiertos a cualquier individuo. Y a partir de esto surgieron asociaciones que oficializaron el ¿qué?, ¿para qué?, ¿por qué? etc., de esta técnica. Hace algunas décadas se lograron diferentes definiciones, como la propuesta por la Asociación Americana de Arteterapia: “Profesión de salud mental, que utiliza el proceso creativo de hacer arte para mejorar el bienestar físico, mental y emocional de las personas de todas las edades.” (Asociación Americana de Arteterapia 1) Se definió el proceso como un medio que no discrimina edades, sexo, raza, entre otros y se encuentra al alcance de la mayoría. En ese sentido la Asociación Chilena escribe: “Especialización profesional que utiliza la expresión plástica como medio de comunicación, para explorar y elaborar el mundo interno de los pacientes, en el proceso psicoterapéutico, con fines educativos y de desarrollo personal.” (Asociación Chilena de Arte Terapia 3)
Se infiere de lo anterior que, el arte como disciplina dentro del arteterapia integra funciones que permiten asociaciones cognitivas, espaciales y creativas. Registra vivencias y memorias del paciente que podrán ser analizadas, no solo por el especialista, sino también por el paciente mismo, para lograr un camino hacia el autoconocimiento y autoevaluación.
Algunos estudios evidencian lo anterior a través de apoyatura observacional[4] (Covarrubias 2006); estudios empíricos cualitativos[5] (Greaves y Farbus: 2006); estudios empíricos cuantitativos[6] (Oster, Svensk, Magnusson, Egberg, Sjodin, Astrom y Lindh: 2009).
Covarrubias a partir de sus observaciones clínicas de un caso sin antecedentes patológicos, ni de un gran acercamiento a actividades artísticas, expone que, a través de sesiones que inician con un proceso de familiarización y creación de confianza en la relación cliente–terapeuta y cliente–arte (material), continúan con la exteriorización cliente–terapeuta y cliente–arte (material), para después propiciar la exteriorización de su mundo interior —cuyas imágenes y símbolos expresan o comunican dimensiones y experiencias personales—, logra la resolución de conflictos por medio de una proyección interpersonal. Además de un mejor manejo del estrés y un aumento de autoestima. De este modo, la paciente consigue el reconocimiento e integración de sí misma, lo que impulsa cambios en su vida.
En cuanto a los estudios empíricos cualitativos, Greaves y Farbus evaluaron los resultados obtenidos de un estudio realizado en 18 adultos mayores, a partir de entrevistas semi–estructuradas y cuestionarios, para conocer los efectos de las actividades de intervención artística realizadas por el centro comunitario donde ellos residían. Los beneficios obtenidos y reportados fueron: “… mayor confianza para nuevos compromisos, mayor confianza en la interacción con otros, optimismo y deseo de vivir, disminución de depresión, mejor sueño, aumento de actividad física y energía, mejor alimentación y menor uso de medicamentos.” (Greaves y Farbus 134-141)
En el caso de Oster, Svensk, Magnusson, Egberg, Sjodin, Astrom y Lind en un estudio empírico cuantitativo realizado, concluyen que, los recursos artísticos promueven el establecimiento de nuevas metas y una distinta imagen corporal. Además de permitir la expresión de emociones negativas que abren al autoconocimiento y aceptación de situaciones personales, como experiencias de pérdida, cambios corporales y cuestionamientos existenciales.
Las distintas evidencias confirman que el arteterapia aplicado se convierte en un generador de efectos positivos que favorecen el bienestar emocional y crecimiento personal en dimensiones: emocionales, cognitivas, sociales y físicas.
2.3 Arteterapia ante el actual escenario emocional
Hoy existe un mundo que parece cada día ir más rápido y esta situación envuelve a una sociedad cuyas prioridades tienden al desarrollo tecnológico y económico, pero deja a un lado el bienestar. Esto ha llevado a un aumento de trastornos mentales esquizoides, depresivos, de ansiedad o fobias. En un estudio realizado por la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM en 2019, señala que “… en el país casi seis millones de niños y adolescentes entre 12 y 22 años de edad sufren depresión, con sintomatología de irritabilidad y violencia […] en los adultos de más de 65 años, que, debido a la falta de empleo, cambio de vida…” (Boletín UNAM 3) A su vez, Clara Fleiz Bautista, del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, informó que “… en México por cada dos mujeres con depresión, un hombre la padece; muchos de ellos porque sufrieron abusos en su infancia, con repercusiones importantes en la adultez.” (Boletín UNAM 6) Por su parte, la Asociación Psiquiátrica Mexicana dice que los trastornos mentales en el país afectan a casi el 30% de la población:[7] solo uno de cada cinco personas recibe un tratamiento y esto debe ser catalogado como un problema a priorizar, para la erradicación de estos altos porcentajes. Ante esta situación, la posible introducción del arteterapia es escasa y pobre en México. Si bien, en España, Argentina, Chile o Estados Unidos han comenzado a apostar por programas educativos a nivel universitario. Hoy en día, según la Asociación Civil Taller de Arterapia Mexicano solo existe la oferta de diplomados y cursos en dos ciudades: México y Monterrey, esto hace ver el pobre desarrollo de este campo.
3.- Hacia un bienestar emocional
En este apartado se aborda como base al bienestar emocional y se describe el proceso de realización de un libro–objeto, a través de las diferentes etapas desde una perspectiva de arteterapia. Además, se realiza
una comparación con el proceso de la psicoterapia de Carl Rogers, para finalmente responder a la pregunta de investigación: ¿Cómo el libro–objeto coadyuva en el proceso de arteterapia?
3.1 Bienestar emocional
La Organización Mundial de la Salud define Salud Emocional como “… un estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente, y es capaz de hacer una contribución a la comunidad.” (Petra 3)
Como ya se sabe, los trastornos mentales afectan a un 30% de la población en México y son una causa importante de pérdida de años de vida saludable. Entonces, la salud emocional es base del bienestar individual y, por lo mismo, colectivo; es decir, ser consciente y responsable de las propias capacidades ante las situaciones de vida, trae consigo no solo un beneficio para el paciente, sino para las relaciones personales con su familia, su comunidad y, en mayor escala, se considera un beneficio del sistema de salud. Estos malestares, como muchos otros no necesariamente mentales, impactan el crecimiento o desarrollo del individuo, y esto genera:
Comportamientos suicidas.- en 2019 la OMS reconoció al suicidio como la tercera causa de muerte para los jóvenes (OMS 3) y hoy se asocia con los trastornos mentales.
Trastornos de consumo de droga.- en un estudio realizado en Cuba dentro del Hospital Militar Central Dr. Carlos J. Finlay por la Universidad de Ciencias Médicas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, se pudo confirmar “… que los pacientes presentaron alteraciones tanto ansiosas como depresivas y el tiempo de consumo estuvo relacionado con la intensidad de la sintomatología. A mayor intensidad de la sintomatología afectiva, hubo mayor probabilidad de consumo.” (Contreras, Miranda y Torres 71-72)
Es decir, que en cuanto a un mayor “trastorno afectivo”, también llamado “trastornos del estado del ánimo” que genera un malestar significativo para la persona, hay una mayor posibilidad de consumo, pero también de posibles adicciones a estas sustancias si es que no se detecta y trata a tiempo. Esto genera no solo la inestabilidad de la persona, también de aquellos que lo rodean: familia, amigos, compañeros, entre otros, serán también afectados de manera colectiva. Esto genera también:
Violencia, que parece estar asociada con factores socio ambientales, consumo de sustancias, así como a las características de cada persona. De manera general sí existe un porcentaje bajo de relación entre estos dos conceptos…
Esto parece ser un ciclo, pues por la poca estabilidad emocional en una persona hace que se vuelva violenta y puede propiciar que las personas a su alrededor sean de la misma manera; además de otras consecuencias bio-psico-sociales como sentimientos de culpa, ansiedad, depresión o abuso de sustancias.
De acuerdo con lo dicho, el bienestar colectivo se encuentra en una relación directa con el bienestar emocional individual y debe ser una prioridad, el considerar y tratar.
3.2 La construcción del libro–objeto y el arteterapia
Se considera al libro–objeto un canal de manifestación emocional por su construcción plástica que semeja una terapia que coadyuva al crecimiento personal. En este apartado se valida lo dicho desde la teoría de la arteterapia y con ese fin se presenta una tabla en la que se desglosa un proceso para la creación de un libro–objeto y se asocia con las etapas del proceso arteterapéutico. El propósito es identificar las características esenciales de cada uno de los dos procesos, mediante el encuentro de similitudes, para relacionar sus partes con la psicoterapia de Carl Rogers expuesta en la obra Psicoterapia centrada en el cliente (1997). Este trabajo se fundamenta en el humanismo psicológico, con énfasis en el crecimiento personal y utiliza el concepto de “cliente”, entendido como alguien que busca un servicio y es participante activo dentro del proceso terapéutico, además de ser consciente de su capacidad de desarrollo, pero que no sabe utilizar y sin interés por buscar ayuda, sino que trata de ayudarse a sí mismo.
Tabla 1. Propuesta de comparación del proceso de creación del libro–objeto y la teoría centrada en el cliente de Carl Rogers. Elaboración propia.
Se observa en la tabla 1, que bien pueden organizar la estructura del procesos arteterapéutico y del libro-objeto en tres etapas, a continuación se explica su asociación:
La etapa inicial se interesa en la necesidad de confianza y familiarización, en las relaciones cliente–terapeuta y cliente–material artístico; es decir, se espera motivar para generar un compromiso con la terapia, esto se hace a través de una serie de explicaciones y diálogos. En algunos casos es necesario disminuir la ansiedad y generar un espacio seguro, para que la persona se sienta a salvo y se exprese libremente, de ahí la importancia de promover la confianza. A su vez, se presentan los materiales sensoriales con los que el individuo pueda sentirse libre, identificado y que le ayuden a desarrollar su potencial creativo con el que proyectará su interior. Con base en lo anterior se llega a un acuerdo sobre el formato, técnicas, extensión, e incluso, narrativa gráfica que se generará en la propuesta del libro–objeto.
En el segundo momento se involucra plenamente en lo creativo y sensorial. Se hacen ejercicios que ayuden a expresar visualmente el conocimiento que la persona tiene sobre sí misma, sus intereses y gustos; por ejemplo, mediante el autorretrato. Se quiere que paso a paso se desarrolle una exploración personal reflejada plásticamente en el libro–objeto. Esta etapa consta de un mayor número de sesiones que la primera y segunda, pues aquí es el punto más alto en donde la terapia requiere del diálogo entre su inicio y cierre. El objetivo es reflejar la experiencia como memoria consciente y es el propósito de la etapa siguiente.
Como etapa final se busca evaluar la pieza realizada a lo largo del proceso creativo, a partir de la observación de la secuencia de trabajos y todo lo que esto conlleva: la relación entre el resultado de cada sesión, lo simbólico, pero, sobre todo la apertura ante ciertos temas que hasta el momento no eran visibles para el cliente y que son reflejos del sí mismo, expresados de manera plástica. En ese sentido se rescata lo que dice Marinovic sobre el arteterapia: “… se refuerza la autoestima y la gratificación en la necesidad de perdurar.” (Marinovic 202-204)
Como se observa, el proceso terapéutico de Rogers se amalgama con el proceso creativo de un libro–objeto de manera puntual, porque la introspección, la claridad emocional, la interioridad, entre otros conceptos, existen en ambos procesos. La relación generada es concisa y exacta en cada una de las tres etapas, por eso posible establecer la construcción creativa de un libro–objeto como un medio que permita lo terapéutico centrado en la persona. Así pues, la identificación y afirmación de esa relación virtuosa, funciona como soporte del tema principal de este artículo, cuya pregunta a responder es: ¿Cómo el libro–objeto coadyuva en el proceso de arteterapia?
3.3 Hacia el bienestar emocional a través del libro–objeto y la psicoterapia de Carl Rogers
Carl Rogers realiza una serie de planteamientos dirigidos a esclarecer su posición frente al proceso terapéutico, la personalidad y la naturaleza humana. El eje de sus diferentes concepciones asume que: “… el individuo tiene la capacidad suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en la conciencia.” (Rogers 102) De ese modo, se considera innata la tendencia a la superación y progreso en el ser humano, bajo condiciones adecuadas. Las cuales describe en seis puntos:
- 1.-Contacto psicológico.
- 2.-Cliente en estado de incongruencia.
- 3.-Terapeuta congruente en la relación consideración positiva incondicional.
- 4.-Terapeuta con consideración positiva incondicional.
- 5.-Terapeuta con compresión empática y comunicacional.
- 6.-Comunicación empática y consideración positiva se logran en grado mínimo.
Es necesario aclarar que además de estos seis puntos clave, la relación terapéutica propuesta por Rogers se caracteriza por su horizontalidad; el terapeuta desciende del pedestal del experto y se sitúa al mismo nivel de cualquier persona. Se plantea que esta debe ayudar para hacer claras sus emociones, “… ser un facilitador en el proceso de hacerlas conscientes, y por ello manejables y no patológicas.” (En Vásques 17) El terapeuta no asume un rol de todopoderoso, como podría observarse en otras metodologías, el proceso es dualmente complementario, es decir, se necesita la participación de ambos en la terapia. También Rogers atiende la filosofía operacional básica del terapeuta frente a la dignidad y la significación del individuo. Así, durante la etapa media (ver tabla 1) del desarrollo del arteterapia se desarrollan procesos de expresión libres que facilitan la posibilidad de interrogar, crecer, integrar, interpretar y producir el diálogo a través de las expresiones artísticas, lo cual da al paciente la oportunidad de dirigir el proceso y posicionar al terapeuta como un facilitador que clarifica sus emociones y apoya en el proceso de hacerlas conscientes. De ese modo se crea un conocimiento y aceptación de lo interior, que dirige hacia un bienestar emocional.
Con base en lo dicho, este planteamiento que aquí se propone en relación con la propuesta de Rogers busca integrar al libro–objeto como un medio de arteterapia, por la experimentación plástica y sensorial que permita al individuo reconocerse. Este proceso de arteterapia se apoya en la creencia de que: todos los individuos tienen la capacidad de expresión creativa y con esto indagar, a través de los materiales, una representación del mundo interno. La experimentación que el libro–objeto aporta, hace del arte una disciplina que posibilita asociaciones cognitivas, espaciales y creativas, además del diálogo interno del individuo.
La hipótesis central de la psicoterapia dice que “… el ser humano puede, si se le presentan las condiciones adecuadas, desarrollarse o actualizarse, ampliar sus capacidades y ser consciente de lo que experimenta a fin de poder auto controlarse.” (Vásques 11) En ese sentido el arteterapia, a través de la realización de un libro–objeto por parte de alguien, se entiende como un proceso de terapia que comparte la hipótesis anterior: el individuo explora su interior —consciente o inconscientemente—, cuestiona, observa y rastrea —por y para sí mismo— la posibilidad de externar su sentir. Lo anterior a partir del uso de diversos materiales y en las circunstancias adecuadas, ya que habrá un terapeuta de apoye y que favorezca la compresión.
Conclusiones
Luego de transitar por la historia, las características y estructura del libro–objeto, así como por su relación en el mundo de la arteterapia en el contexto del arte, es posible responder a la pregunta: ¿Cómo el libro–objeto coadyuva en el proceso de arteterapia?
Sobre el libro–objeto y la cantidad de estímulos visuales, olfativos, táctiles, auditivos y gustativos que lo conforman, posibilitan una mejor comunicación con el interior, por eso se reconoce como una adecuada herramienta en el proceso terapéutico. De ese modo: el libro–objeto como arteterapéutica posibilita un íntimo encuentro con el interior del individuo y su expresión a través del trabajo con materiales. Y gracias al lenguaje multisensorial que se maneja y debido a los niveles de experimentación, el libro–objeto se convierte en un medio a través del cual se puede alcanzar una mejor comunicación no solo en el nivel semiótico, sino hacia el interior de alguien.
En cuanto a la teoría psicoterapéutica propuesta por Carl Rogers en su asociación con el proceso de creación del libro–objeto, es una hipótesis de trabajo que, de acuerdo con sus resultados, llevará a reconocer (o no) en un futuro, al libro–objeto como un medio arteterapéutico. Cabe decir que, desde la psicología humanista el objetivo debe ser la congruencia y el bienestar emocional y en ese sentido, reconocer al libro–objeto como un medio de expresión aliado del arteterapia como expresión emocional.
No hay que olvidar que, un problema de salud mental es tan fuerte e importante como un problema de salud físico. El estado de ánimo, el pensamiento y el comportamiento afectan aspectos específicos de la vida escolar, laboral o social de los individuos. El libro–objeto dentro del arteterapia busca ser una opción más atractiva para manejar el bienestar emocional y con ello perseguir una sociedad más sana.
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Semblanza
Daniela Alegría Meza
Formación Académica: estudiante de la licenciatura Diseño y Comunicación Visual en la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México, se ha desarrollado en el área de Edición Gráfica.
Experiencia profesional: su formación como estudiante de diseño le ha permitido ser partícipe de actividades culturales por parte de la Facultad de Artes y Diseño; moderadora en “Conversatorios Horizontales: Mujeres diseñando revistas”, durante la jornada 8M, Facultad de Artes y Diseño, 2021. Tallerista y participante dentro del 1er encuentro de Diseño Autogestivo de estudiantes en el 5to Encuentro de Escuelas de Diseño, CAAHYA, UNAM, 2021.
Correo electrónico: dalegria@fad.unam.mx
[1] Se entiende por el concepto comunicación emocional a la transmisión de nuestras emociones en el proceso de comunicarnos con otras personas. Gutiérrez, Mariano. «La Comunicación Emocional, una necesidad para una sociedad en crisis». I Congreso Internacional de Expresión y Comunicación Emocional. CIECE. Septiembre 2015. Web.
[2] Fue un artista y profesor alemán cuyo trabajo creó la base de algunos de los programas de educación artística más influyentes del siglo XX, de gran valor formativo para la siguiente generación de artistas. Josef Albers fue un pilar fundamental para el desarrollo de los planteamientos pedagógicos que se impartieron en Bauhaus. Tuvo contribuciones importantes y renovadoras de la educación estética europea de su tiempo. En 1933, a causa de la llegada de los nazis al poder, Albers pierde su trabajo en la Bauhaus y migra hacia Estados Unidos, donde continúa con sus teorías acerca de la enseñanza.
[3] Castro, Sixto. Una aproximación al complejo emotivo del arte. Valladolid: Universidad de Valladolid. 2017. Web.
[4] Apoyatura observacional se definirá como una investigación que corresponden a diseños de investigación cuyo objetivo es «la observación y registro» de acontecimientos sin intervenir en el curso natural de estos.
[5] Estudios empíricos cualitativos, se refiere a la recolección de datos no numéricos utilizando evidencia que se obtiene a través de la experiencia.
[6] Estudios empíricos cuantitativos, se refiere a la recolección de datos numéricos utilizando evidencia que se obtiene a través de la experiencia.
[7] Colegio Médico de México A.C. La salud mental en México sin atención de gobiernos. Colegio Médico de México ORG. Mayo 2019. Web. Acceso: Marzo 2021.
Me ha encantado la publicación, tiene muy buen seguimiento y abarca todo aquello que conforma al libro-objeto, entendiendo perfectamente la razón de su ser como elemento de la arteterapia.