Soft Power en Japón, cómo lo kawaii se convierte en ejercicio de poder

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Resumen


En el presente artículo se busca dilucidar acerca del concepto de soft power, acuñado por Joseph Nye, para conocer los parámetros de su ejecución como ejercicio de poder hegemónico; lo anterior se ejemplifica con un caso particular, la transformación discursiva de exportación de productos culturales sucedida en Japón a finales del siglo XX.

PALABRAS CLAVE: Poder, soft power, Japón, Joseph Nye, Poder suave

ABSTRACT

This article seeks to elucidate the concept of soft power, coined to Joseph Nye to know the parameters of its execution as an exercise of hegemonic power, exemplifying it with a particular case, the discursive transformation of export of cultural products that occurred in Japan at the end of the 20th century.

KEY WORDS: Power, soft power, Japan, Joseph Nye.

Ra tsapu̷ ts’ike jñaa*

Kja ne nudya artikulo de jyod’u̷ dilucidar kuatu̷ k´o ne ra mama kja soft power, nzhu̷nt’u̷ kja Joseph Nye, ga ma mba̱ra̱ ra parámetros kja nu pe̷pji na joo nza kja ts’ib’e̷pji kja so´o hegemónico: ra k’u̷ ot’u̷ de dyu̷nu̷ ko xi kja nats’e̷, ne poru̷ discursiva kja nde̷mbi kja pjo̱ngu̷ b’e̷pji k’o kjaa yo tee mi na zoo k’o ra kjobu̷ kja Japón ma o nguaru̷ k´o kje̷e̷ dyote.

Jña’a ta̷t’a̷ : so´o, soft power, Japón, Joseph Nye, so´o cho̱rtjo.

*Traducción lengua mazahua, variante occidente del Estado de México: Cynthia Hipolita Salgado López.

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PODCAST

ENTREVISTA AL AUTOR

Introducción

A partir de la noción de soft power, acuñada por Joseph Nye Jr., se expondrá un desarrollo conceptual de esta, comenzando con la exposición del contexto sociocultural en el que el autor presentó su propuesta teórica, así como el desarrollo de la misma. Posteriormente, se ejemplificarán los conceptos teóricos con la ejecución de una campaña de poder suave en el Japón de las últimas décadas del siglo XX, para entender los parámetros que conlleva la ejecución de este tipo de discurso, así como sus alcances y limitaciones. Por último, se presentará una postura crítica en torno al soft power, con base en lo planteado por Byung Chul Han en su libro titulado Sobre el poder.

  1. Parámetros de un discurso de poder suave o soft power

Con la caída del muro de Berlín, en 1989, y la desaparición del comunismo como fuerza política que contrarrestaba al capitalismo, se dio paso al neoliberalismo como modelo global económico desde los países hegemónicos. Este cambio de orden permitió una proliferación del consumo masivo, expandiendo el mercado para marcas y productos consolidados en occidente. Asimismo, propició que el análisis y la interpretación del mundo encontrara y planteara líneas de investigación que confluyeran con dichos pormenores.

Un fenómeno importante se vislumbraba ya en la década anterior a la caída del muro; la cultura pop estadounidense fungía como una propaganda neón en las audiencias, tanto de los países aliados como de los rivales. Así lo demuestra la anécdota recuperada en el documental Chuck Norris Vs. Communism (2015): un pueblo rumano castigado por el régimen totalitario encuentra distracción a su realidad precaria en los VHS hollywoodenses conseguidos en el mercado negro. Las películas, según algunos de los entrevistados, les mostraban una forma de vida completamente diferente a través de los retratos de vivienda, convivencia, comida y vestimenta.

La llamada ‘Forma de vida americana’ (American way of life) era entendida y deseada a causa de las grandes producciones de Hollywood y sin necesidad de un despliegue intenso de propaganda a través de los medios —como sucedió, por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial con los filmes de Disney en Latinoamérica, que fomentaban el imaginario político del buen vecino—. Estados Unidos encaraba el fin de siglo como potencia económica gracias a muchas acciones bélicas a lo largo del siglo XX. Sin embargo, debido a una campaña de imperialismo cultural, no formal como campaña política, el retrato en ficción de los beneficios del capitalismo, bajo su manto, tenía un impacto de alcance similar a las filmaciones bélicas. El poder con mano dura tenía una contraparte más tenue, pero igual de poderosa: la de la mano extendida, amable y suave.

Con el inicio de la década de 1990, Joseph Nye Jr. —en relación al fenómeno antes citado— realizó un análisis sobre las políticas públicas que ejercían los Estados–Nación, que se significaran o se sostuvieran como un ejercicio de poder y cuyo propósito era “… obtener los resultados que se desean…” (Nye 27) El autor postulaba para dicha acción: “Podemos coercionarlos con amenazas, podemos inducirlos con sobornos, o podemos atraerlos y asimilarlos para que quieran lo mismo que nosotros.” (Nye 27) Así, el autor propuso una forma de entender este ejercicio de poder desde dos vías: puede ser realizado de forma ‘fuerte’ o hard power, o de forma ‘suave’, es decir, soft power. Sobre el primero, Nye comenta: “Todos conocemos el poder duro. Sabemos que la fuerza militar y el poder económico logran en muchas ocasiones que otros cambien su posición…” (Nye 30) Este ejercicio de poder, como vemos, se basa en la fuerza y fue muy importante durante varios años de la humanidad, cuando la guerra, las invasiones y el poderío marcial cumplían con la función de orden social; además de que ayudaban a expandir el territorio, así como los bienes capitales y humanos de un Estado. El poder duro: “… puede basarse en alicientes (‘zanahorias’) o amenazas (‘palos’)…” (Nye 30) El mercado será quien marque la pauta para los alicientes —la apertura económica de inversión extranjera con la promesa de elevar la calidad de vida—, mientras que las amenazas serán, en mayor medida, ejercidas por el aspecto militar, demostrando la capacidad destructiva de un país sobre otro, como sucedió en Japón al finalizar la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo.

Sin embargo, el autor nos señala que “… a veces conseguimos los resultados que queremos sin amenazas ni recompensas tangibles…” (Nye 31) Lo que denominó como poder suave; este “… usa un tipo diferente de moneda (no es la fuerza, no es el dinero) para generar la cooperación, una atracción por los valores comunes y la justicia y el deber de contribuir para que se realicen.” (Nye 32) El poder suave es la contraparte del poder duro, ya que no se ejerce a través de la fuerza, sino que se obtienen los resultados deseados, de una forma distinta “… asimilan a la gente en vez de coercionarla [a través de] la atracción y la seducción…” (Nye 31) Entonces, así como el valor del poder duro es la fuerza, el del poder suave será el de la seducción.

Pero, aunque el poder suave se describa como contraparte del poder duro, no hay que olvidar que:

El poder suave y el poder duro se relacionan porque ambos son aspectos de la capacidad para lograr el objetivo propio que afecta el comportamiento de otros. La distinción entre ellos es de grado, tanto en la naturaleza del comportamiento como en la tangibilidad de los recursos. (Nye 33)

Es decir, el poder suave no deja de ser un vehículo para que los discursos hegemónicos transiten de un Estado–Nación a otro, muchas veces, promoviendo la homogenización de la ideología, subyugando la crítica o las posturas contrarias a dichos emisores. Ahí radica uno de los problemas en torno al poder suave, el que resulte amable, seductor y atractivo puede provocar que no haya una crítica o impedimento hacia su accionar.

Es el tipo de asociaciones que Nicolae Ceausescu —dictador rumano en la época que narra el documental mencionado— ya temía; la prohibición de productos culturales de EEUU se justificaba por la invasión invisible que los “americanos” hacían a través de su música, cine y televisión. El fenómeno del poder suave no era nuevo, desde la masificación de los medios de comunicación todas las piezas geopolíticas habían utilizado ese canal para promover su ideología, así como descalificar la contraria. La propaganda de las guerras, incluso de la etapa posterior a esta, fue parte de la estrategia de defensa y ataque. Por lo que Joseph Nye no propuso una nueva forma de vinculación política a través de los medios de comunicación, como el cine y la televisión, o los productos de consumo, como la comida y la moda, sino una forma de comprenderla. Tras la problemática acarreada en Estados Unidos después de la invasión a Irak en 2003, Nye retomó su postulado, proponiendo también una forma de acción del poder suave, en donde expuso una noción general en la que establece:

El poder suave de un país reside básicamente en tres recursos: su cultura (en los aspectos que tienen atractivos para otros), sus valores políticos (cuando los respeta en su propio territorio y en el extranjero) y su política exterior (cuando es considerada legítima y poseedora de autoridad moral). (Nye 36)

Estos tres aspectos del poder suave no están separados uno de otros, pues será por medio de la cultura1 que se les dé salida a los otros aspectos: “En la política internacional, los recursos que producen el poder suave surgen en gran medida de los valores que una organización o un país exprese en su cultura…” (Nye 34) Bajo esta perspectiva, Nye realizó la distinción entre: “… alta cultura, como literatura, arte y educación, que atrae a las élites y la cultura popular, que se dirige al entretenimiento de las mayorías.” (Nye 36) Señalando que esta última “… tiene más probabilidades de atraer a la gente y de generar un poder suave que arroje resultados preferibles…” (Nye 41) Por lo que el poder suave tendrá como vehículo importante las producciones masivas de comunicación que ya con el cine y la televisión habían alcanzado una visibilización global, pero que gracias a Internet han potencializado su presencia a lo largo del mundo.

En el Siglo XXI la red global de comunicación que se abrió con la Internet —además de la ausencia de una contraparte ideológica ante el capitalismo— benefició a EEUU; sus productos y vías de distribución se expandieron a prácticamente todo el mundo. Si bien, a la par otras naciones —también beneficiadas por el sistema capitalista— obtuvieron nuevas formas de exponer al mundo tanto su ideología como sus productos y servicios a través del discurso suave, como es el caso de los llamados Nuevos tigres asiáticos: Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur, India y China. La industria de estos países se concentra, en mayor medida, en la tecnología, pero con Japón, Corea del Sur e India se vislumbra otra transformación, la del hardware, producción del soporte para los medios de comunicación, al software, producciones que se consumen a través de los dispositivos.

Cabe señalar que: “Todo el poder depende del contexto […] pero el poder suave depende más que el poder duro de la existencia de intérpretes y receptores con buena disposición.” (Nye 41) Por lo que la estrategia seguida por el país nipón nos puede ayudar a comprender más las nociones de poder suave, así como la transformación de discurso cultural del soporte tecnológico a la producción de contenido.

  1. El soft power en Japón

En la década de 1990, con la proliferación del neoliberalsmo como hegemonía económica y política: “El polo de atracción ya no se halla del lado de las movilizaciones de clase […], sino del lado de las empresas innovadoras, de las start-ups reactivas y ágiles, que responden a las nuevas necesidades de los consumidores.” (Lipovetsky 2%) Hubo entonces una “… intención de inscribir la competencia en el alma misma de la vida social…” (Berardi 126) Japón ya no podía mantener la misma posición pasiva que adoptó después de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, ni de secretismo y cerrazón, como lo fue antes del siglo XX.

Durante mucho tiempo —prosigue Tatsumi Yoda— [director general de DreamMusic Tokio], Japón sólo se interesaba por su mercado interior y no tenía ni ambición regional ni global. […] Hoy esta aprensión ha desaparecido: queremos difundir nuestros contenidos culturales a escala regional e internacional por todos los medios posibles. (Martel 55%)

Japón entendió que, para poder tener presencia internacional, habría que hacerlo en uno de los terrenos de mayor importancia a nivel global, el del mercado, ya que: “Las compañías japonesas difícilmente podrían crecer si no encontraban demanda extranjera para sus productos y servicios…” (Mandujano 87) Así, la nación asiática dio un paso consciente hacia la transformación de su industria, que era impulsada para su exportación principalmente a través de la tecnología que, de una u otra manera, siempre tuvo un vínculo con lo audiovisual:

… durante muchos años Japón ha sido el principal exportador mundial de productos audiovisuales, incluidos televisores, videograbadoras, videocámaras, consolas de videojuegos, máquinas de karaoke, sistemas estéreo y reproductores de CD. […] Las nuevas tecnologías de consumo brindan a las personas tanto movilidad en sus actividades de consumo de medios como la capacidad de consumir productos culturales en sus espacios domésticos y privados…2 (Iwabuchi 56)

Aunque Japón era el principal productor y vendedor de este tipo de dispositivos, notaron que algo más era necesario, ya que “… se dan cuenta entonces de que el verdadero poseedor del poder es el que posee a la vez los medios de distribuir los productos culturales y el que fabrica las imágenes y los sueños.” (Martel 56%) Algo en lo que habían fallado al solo concentrarse en lo tecnológico, esto lo pudieron notar con uno de los gadgets que se convirtió en distintivo de la época y que surgió en Japón: el walkman. Este dispositivo, a pesar de su fama, no era capaz de ejercer un poder suave que beneficiara al país que lo fabricó: “… como se ha lamentado el diseñador del Sony walkman, mientras que la tecnología japonesa circulaba ampliamente por todo el mundo, pocas personas (fuera de Japón) se han sentido igualmente impresionadas o conmovidas por su cultura.3 (Allison 2004 36) Así, las industrias creativas japonesas se dieron cuenta que debían atacar los dos frentes, es decir, ya no crear solo los soportes con los que lo audiovisual era reproducido, sino los contenidos que serían vistos, y comprados, para esos aparatos:

Era preciso, pues, inspirarse en el modelo del entertainment estadounidense y a la vez romper con él. No es casual que en aquel momento, alrededor de 1990, Sony y Matsushita comprasen los estudios norteamericanos Columbia y Universal, confirmando la estrategia de la época, la llamada de las «sinergias» entre el hardware y el software en el audiovisual, es decir, entre los aparatos y los contenidos. (Martel 56%)

Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, Japón se enfrentó a cambios drásticos en su componente social y cultural, no solo tuvo que luchar ante la derrota, también se enfrentaba a las consecuencias de sus actos bélicos: “Luego del régimen colonialista que varios países asiáticos vivieron a manos de Japón durante la primera mitad del siglo XX, este había tenido constantes fricciones con sus vecinos y era visto con resentimiento por algunos.” (Mandujano 88) Esa resistencia estaba muy marcada, principalmente, en los mercados asiáticos que rodeaban a la isla. “A causa de los malos recuerdos dejados por el «imperio japonés» antes de la guerra, la cultura made in Japan estuvo prohibida durante mucho tiempo…” (Martel 56%) Así nació una técnica que adoptó Japón para evitar una invasión agresiva en los mercados, el denominado mukokuseki, es decir, la eliminación de cualquier rasgo de identidad nacional en los productos que habrían de comercializarse fuera de Japón, para presentarse menos endémicos y más globales; este tipo de estética está presente, por ejemplo, en los muchos de los manganimes que han sido populares en nuestro país, como Remi, Candy Candy o Dragon Ball, los cuales se caracterizaron por tener personajes con ojos grandes, cabello rubio y piel clara, y que distaban mucho de los rasgos fisionómicos de los japoneses, además de ponderar narrativas lejanas a lo netamente japonés, como es el imaginario del siglo XIX europeo o un futuro distópico sin un punto geográfico que los ligara a su país de origen.

Como señala Nye: “… la política se ha convertido en una contienda de credibilidad competitiva…” (Nye 132) Para el ejercicio del poder suave se debe considerar que: “Cuando los países legitiman su poder a los ojos de los demás, encuentran una resistencia menos a sus deseos. Si la cultura y la ideología de un país son atractivas, otros la siguen de buena gana.” (Nye 36) Además, en el caso de Japón, tomando en cuenta las relaciones problemáticas con los países asiáticos, notaron que su estrategia de poder suave no debería ser igual a la estadounidense, pues:

Una campaña de promoción abiertamente nacionalista probablemente no ayudaría a hacer más atractivo el país en otras naciones y, por el contrario, podría inspirar peligrosos sentimientos xenofóbicos en su propia sociedad. (Mandujano 90)

En este caso, mantenida una base en sus aspectos de distribución de contenidos culturales, sin que el sello nacional fuera visible, se abriría a un síntoma neutral con lo mukokuseki extendido más allá de la estética:

… no había que imponer un producto estandarizado ni defender su lengua. Se trata de una estrategia más refinada que la de los estadounidenses. Han inventado la cultura Sushi, más «glocalizada» aún que la cultura McDonald’s; un producto complejo, aleatorio y nunca idéntico, pero que en todas partes evoca el Japón, sea cual sea el idioma que se hable. (Martel 56%)

Así, para el cambio de siglo: “Japón ha dejado de ser una potencia económica o militar para adoptar una estrategia diplomática basada en un poder blando: su cultura.” (Pérez 10) Algo que se agranda por un contexto sociocultural más abierto al poder suave y que, gracias a una sociedad de consumo, los productos de las industrias culturales de Japón lograrían éxito en el mercado.

En este momento es importante hacer énfasis que durante la década de 1990 el poder suave japonés se ejerció, principalmente, desde la compañías y marcas nacionales, mas no estatales o gubernamentales, es decir, desde la propiedad privada; algo que, sin duda, era fomentado por el momento histórico–económico, en el que: “No se trata solo de fomentar ganancias económicas, sino ante todo del culto al individuo como un guerrero económico, la dura percepción de que los seres humanos se encuentran en un estado de soledad fundamental…” (Berardi 126) Al respecto, Gilles Lipovetsky propone que en el mercado global: «Ya no se trata de constreñir, mandar, disciplinar, reprimir, sino de «gustar y emocionar».» (Lipovetsky 1%) Debido a que:

Ninguna esfera materializa con tanta pregnancia la supremacía de la ley del gustar y emocionar como la economía consumista. Nuestro día a día está sobresaturado de ofertas comerciales atractivas, anuncios tentadores, invitaciones apetecibles al consumo, a las actividades de ocio, a los viajes: por ello, el capitalismo consumista no es más que un capitalismo de seducción. (Lipovetsky 1%)

Esta seducción, como vimos anteriormente, es el valor principal del poder suave, que ahora, gracias a una cultura de consumo, se convierte en un sistema en el que “… las actividades de ocio, el juego y el entretenimiento captan el tiempo y la atención de las masas y ocupan un lugar cada vez mayor tanto en la oferta como en la demanda de consumo.” (Lipovetsky 44%) Japón, con el manga, el anime y los videojuegos, es uno de los principales productores de esta mercancía cultural que impone un sello de estilo estético como lo hizo con lo kawaii.

… hoy en día, en Japón, resulta más complicado explicar lo que no es kawaii que lo que lo es, ya que, aparentemente, todo se encuentra teñido por esta estética de objetos y personajes del manganime de apariencia edulcorada. (Romero 14)

Uno de los ejemplos más notables es lo sucedido con la marca Pokémon, que logró combinar la tecnología naciente del cambio de siglo, aunado a una narrativa multimediática, además de la estética kawaii, para generar una oleada de consumo internacional. Aunque, como lo señala Nye:

… ni la popularidad de los juegos de Pokémon le aseguran a Japón que conseguirá todos los resultados políticos que quiere. Lo anterior no refiere a negar que la cultura popular suele ser un recurso que genera poder suave; pero como ya hemos visto, la efectividad de cualquier recurso del poder depende del contexto. (Nye 37)

Es cierto que la fiebre de Pokémon cesó rápido: “El declive de Pokémon fue rápido. Para el verano de 2001, el espacio en las estanterías de Pokémon en las jugueterías japonesas y estadounidenses era solo una fracción de lo que disfrutaba en el otoño de 1999.”4 (Tobin 289-290) Sin embargo, con este producto Japón mostró una cara nueva al mundo dejando de lado los problemas sociales y políticos de la Segunda Guerra Mundial y adaptándose a un nuevo mercado:

La aceptación mundial de los personajes de Pokémon demuestra que la ternura japonesa puede venderse fuera de Asia, lo que en algunos casos puede ser percibido como «genial» por los niños estadounidenses. Aquí debe tenerse en cuenta que los significados de ternura y frialdad no se fijan en los sitios de producción de textos y personajes, sino en los sitios de su consumo.5 (Iwabuchi 71)

En Japón, la industria cultural había identificado que era necesaria la creación de un sistema que combinara el hardware y software; además de que en ambos rubros podían colocar su sello estético e ideológico. Pokémon probó esta hipótesis a nivel mundial; con personajes como Súper Mario y Pac-Man los derivados multimedia ya eran un éxito comercial en Japón, sin embargo, Pokémon fue visto como un lanzamiento con escala mundial. Cabe mencionar que ese posicionamiento alrededor del orbe no fue total, sino estratégico: “… Pokémon estuvo menos disponible en los países pobres que en los ricos.”6 (Tobin 267) Lo que nos deja ver que detrás del amplio despliegue mercadológico de la marca había un ejercicio de poder desde el soft power; se pretendió una forma de invasión silenciosa, que desde los medios masivos generara beneficios para Japón, a partir de los intereses sociales, culturales y económicos poseídos, ya que gracias al fenómeno del manganime, el país nipón cambió el discurso de poder duro de la hegemonía imperialista del siglo XX por una versión más amable y kawaii, desde sus productos culturales.

  1. Una reflexión sobre el soft power

La seducción, como elemento de mercado y del poder suave, encuentra una relación más allá de lo estético, en el sentido de que:

Seducir es engañar. Sin embargo, cómo ignorar el hecho de que antes de ser una estratagema, una técnica de engaño, la seducción es un estado emocional, una experiencia originaria y universal que se confunde con la sensación de la atracción: ¿hay algo más inmediato, ya en el niño, que las sensaciones de atracción y repulsión? (Lipovetsky 2%)

Así, los productos culturales japoneses ya no emanan únicamente el valor del producto mismo, sino el del deseo, tal que: “… la seducción es ante todo una potencia productora de fuerzas deseantes e imaginarias, […]. Si es una emoción sentida, constituye sobre todo la fuerza impulsora del deseo y de la acción.” (Lipovetsky 2%) Esa acción se traducirá en no solo en la compra de los productos derivados del manganime y los videojuegos, sino en el consumo de gastronomía japonesa, de productos culturales, como el cine y la música, de marcas de tecnología y consumibles, así como la adquisición de boletos de avión para visitar el país del sol naciente; toda una economía se activa.

Esto cobra sentido con base en otra de las nociones del poder suave, que señala que: “…a veces se necesitan años para generar los resultados deseados.” (Nye 125) Se debe realizar un proceso largo de preparación para su ejercicio, ya que el poder suave pretende ejercerse lejos de la imposición, pues: “Predicar a los extranjeros no es la mejor forma de convertirlos.” (Nye 137) Entrarán en juego los valores señalados dentro de su concepción, la seducción y la atracción: “… el poder suave es más que la mera persuasión o la capacidad de movilizar a la gente por medio de la argumentación […]. También es la capacidad de atraer, y la atracción suele llevar al consentimiento.” (Nye 32) Sin olvidar que esa seducción y atracción van hacia un fin determinado, cuando se crean relaciones a través de estos valores: “… aumenta la probabilidad de obtener los resultados deseados.” (Nye 36) Como se mencionó anteriormente, el ejercicio del poder suave, a pesar de su aparente asepsia, mantiene aún los avatares mismos de la homogenización que una invasión contiene, pues, como señala Byung-Chul Han: “Cuanto más poderoso sea el poder, con más sigilo opera.” (Han 11) Por lo que no deja de ser una forma de coerción hegemónica.

Para Nye Jr. el propósito del poder suave es: “…lograr que otros quieran los mismos resultados que uno…” (Nye 137) Algo que Han identifica también como una de las características del ejercicio de poder cuando señala que:

Todo espacio de poder es la continuidad de un sí mismo que persevera consigo mismo frente a otro. La continuidad y la subjetividad son elementos estructurales comunes a todas las formas de manifestación de poder. (Han 36)

Es decir, hay una anulación de un yo por un yo–hegemónico más poderoso o, dicho de otra manera, esa continuidad de un sí mismo es la anulación de los otros, por un nosotros. Un nosotros desde la concepción de la primera persona del yo–hegemónico. Ya no se piensa al yo, desde mi nación y particularidad, sino como un yo global o, en un caso extremo, un yo que pertenece a otro, otro que nos supera y es mejor, creyendo, por ejemplo, que la pesadumbre de Latinoamérica es una loza infranqueable, culpa de la misma región, y que lo mejor que se puede hacer para “progresar” como persona es huir de esa zona.

Con el poder suave, esa anulación no se da a través de la fuerza, sino desde los productos culturales, que en la última época se han enfatizado como derivados de los medios de comunicación, principalmente audiovisuales.

Han identifica que el poder “… no se basa en la opresión. Siendo un medio de comunicación, opera más bien de forma constructiva.” (Han 20) Así, el autor postula al poder no como un mensaje que afecta a través de un canal, sino como la vía por sí misma: “Como medio de comunicación, el poder se encarga de que la comunicación fluya sin interrupción en una dirección determinada.” (Han 19) Hay una idea que llevar y, al igual que el poder suave, será necesario de la cultura para la transmisión del mensaje.

Preliminares

Para concluir, debemos puntualizar que como Han nos señala:

La amabilidad no es una propiedad intrínseca del poder. Más bien, el poder tendrá que haber sido conmovido por algo que no sea él mismo para que intermedie yendo más allá de la intermediación que le resulta posible. La amabilidad es también una intermediación, e incluso una forma intensa de intermediación. (Han 176)

Por lo que el poder suave no deja de ser un discurso que se ejecuta desde la hegemonía y que, citando al mismo autor: “Así es como el poder incrementa su eficiencia y estabilidad ocultándose, haciéndose pasar por algo cotidiano u obvio. En eso consiste la astucia del poder.” (Han 68) Es nuestro contexto sociocultural el que permite y favorece el uso del soft power, pero esto no implica que el poder duro esté extinto, como se demuestra en conflictos bélicos que viven Japón y Corea del Sur con China y Corea del norte. Así, la crisis migratoria a nivel global, incluso el narcotráfico que merma a nuestro país, son los que provocan que los discursos de soft power agudicen sus características blandas y se presenten y acepten como solución a la violencia, sin que se entienda que no son la contraparte de la moneda, sino una dimensión de la misma cara.

FUENTES DE CONSULTA

Allison, Anne. “Cuteness as Japan’s Millennial Product”. Pikachu’s Global Adventure. The Rise and Fall of Pokémon. 2004: 34-49. Duke University Press. PDF.

Berardi, Franco. Futurabilidad. La era de la impotencia y el horizonte de la posibilidad. Buenos Aires: Caja Negra. 2019. Impreso.

Berman, Morris. Belleza neurótica: un extranjero observa Japón. Madrid: Sexto Piso. 2017. Impreso.

Han, Byung-Chul. Sobre el poder. Barcelona: Herder. 2019. Impreso.

Iwabuchi, Koichi. “Cuteness as Japan’s Millennial Product”. Pikachu’s Global Adventure. The Rise and Fall of Pokémon. 2004: 53-79. Duke University Press. PDF.

Lipovetsky, Gilles. Gustar y emocionar. Ensayo sobre la sociedad de seducción. Barcelona: Anagrama. 2020. Ebook.

Mandujano Salazar, Yusen Ysela. “El camino hacia una política de promoción cultural en el Japón contemporáneo y los inicios de una campaña de fortalecimiento de la identidad nacional”. Estudios de Asia y África LI. 2016: 77-104. Guadalajara: Universidad de Guadalajara. PDF.

Martel, Frédéric. Cultura mainstream. Barcelona: Penguin Random House. 2014. Ebook.

Nye, Joseph S. El poder suave. México: Universidad Iberoamericana. 2016. Impreso.

Romero Lero, Jaime. “El auge de la estética Kawaii: origen y consecuencias”. 2017 Kokoro: Revista para la difusión de la cultura japonesa: 13-24. Revista Kokoro y Asociación Cultural y Universitaria ADEC JAP-AN. PDF.

Tobin, Joseph. “Conclusion: The Rise and Fall of the Pokémon Empire”. Pikachu’s Global Adventure. The Rise and Fall of Pokémon. Duke University Press. 2004. PDF.

Semblanza

José Ali López Pérez

Formación académica: licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, maestría en comunicación y Lenguajes visuales por el Iconos, Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura

Actividad laboral: Asistente de Producción en Fox Sports México, Colaborador como crítico de cine en Correcámara.com.mx, F.I.L.M.E. y Butaca Ancha. Finalista del primer concurso de Crítica de Cine organizado por la Cineteca Nacional, (2014), Jurado de la prensa del Festival Macabro 2018 y con fundador del Festival de Cine de Terror en Xochimilco Vas A Gritar.

Correo: joseph_gallas@hotmail.com

Fotos

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Nicolae Ceausescu

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Nintendo

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Pokemon

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  1. 1. Incluso el poder duro tendrá salida por esta vía, pues muchos de los ejercicios militares tendrán difusión en los medios audiovisuales.
  2. 2. … for many years Japan has been the world’s dominant exporter of audiovisual commodities, including televisions, VCRS, camcorders, computer game consoles, karaoke machines, stereo systems, and cd players. […] The new consumer technologies provide people with both mobility in their media consumption activities and the ability to consume cultural products in their domestic, private spaces.
  3. … as the designer of the Sony Walkman has lamented, while Japanese technology circulates widely around the world, few people (outside of Japan) have been similary impressed or moved by its culture.
  4. 4. By the summer of 2001, Pokémon’s shelf space in Japanese and U.S. toy stores was but a fraction of what it enjoyed in the fall of 1999.
  5. 5. The global acceptance of Pokémon characters demonstrates that Japanese cuteness can sell outside of Asia, which in some cases might be perceived as ‘‘cool’’ by American children. Here it needs to be noted that the meanings of cuteness and coolness are fixed not at the sites of production of texts and characters, but at the sites of their consumption.
  6. 6. … Pokémon was much less available in poorer countries than richer ones.

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