Exploración documental sobre temas asociados al temaskali en su experiencia mítica–ritual–mística en el ser humano

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Resumen


El objetivo del presente texto es: exponer, de manera documental, las relaciones que se han trazado entre el ritual del temaskali y su abordaje desde una perspectiva hermenéutica, para reconocer las propuestas derivadas de tal relación respecto de la espiritualidad humana fundada en prácticas de origen indígena. Para construir tal exploración se parte de interrogarse sobre ¿qué relaciones de abordaje, respecto del ritual del temaskali se han realizado desde una perspectiva hermenéutica? Derivado de ello se propone el siguiente orden expositivo para el desarrollo del texto: exposición de diferentes perspectivas respecto de los acercamientos al temaskali como una estructura tanto ritual como terapéutica; planteamiento de la importancia del mito y su relación con lo místico como estructura de pensamiento que posibilita una comprensión del mundo; finalmente, articulación de las posibles relaciones entre la dimensión mítica y hermenéutica como elementos de abordaje del ritual del temaskali.

Palabras clave: espiritualidad, cosmovivencia, temazcali, alteridad, homeomorfismo.

Abstract

The aim of this text is to document the relationships that have been traced between the temaskali ritual and its approach from a hermeneutic perspective, in order to recognise the proposals derived from this relationship with respect to human spirituality based on practices of indigenous origin. The starting point of this exploration is the question about which approaches to the temaskali ritual have been developed from a hermeneutic perspective. The resulting argumentation is structured as follows: during the first part, different perspectives on the approaches to temaskali as a ritualistic and therapeutic structure are presented, then the importance of myth and its relationship with the mystical as a structure of thought that enables an understanding of the world is discussed; finally, the possible relationships between the mythical and hermeneutic dimensions as elements of the approach to the temaskali ritual are discussed.

Key words: spirituality, coexistence of humankind, temazcali, alterity, homeomorphism.

Tlilmachionechikoli*

Ipan inon tlajkuiloli tikiljuisneki: motlajtos, ika sekin amochmej, in temaskali kenik hermeneutica tlailnamikilistli, uajka pantia inon temaskali paleuis maseualyotl i tonalnemilistli. Tik chiua se tlajtlanis: ¿in temaskali mo mati ika hermeneutica tlailnamikilistli? Teipa ti tlajtos yei ilnamikih: achto ki mati in temaskali kenik tlamanilistli paleuis maseualyotl ika i pakili; teipa ti tlajtos in temaskali i sasanili mitica uan i naualsasanili pampa inon tlamanmej paleuis ika matili in tlalnantli. Ti tlamis tlajtoas kenik in hermeneutica tlailnamikili mo naua ika in sasanili mitica uan naualsasanili uan inon tech mati temaskali.

Tlajtoliuanimej: tonalnemilistli, matinemiyotl, temaskali, seyokyotl, homeomorfismo. 

*Traducción lengua nuatl, variante centro: Carlos Edwin Morón García.

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Introducción

El objetivo del presente texto es exponer de manera documental las relaciones que se han trazado entre el ritual del temaskali y su abordaje desde una perspectiva hermenéutica, para reconocer las propuestas derivadas sobre la espiritualidad humana fundada en prácticas de origen indígena. Para tal cuestión se parte de interrogarse sobre ¿qué relaciones de abordaje respecto del ritual del temaskali se han realizado desde una perspectiva hermenéutica?

En ese sentido es menester aclarar que las indagaciones al respecto implican varias vías a fin de construir un tejido en el que se vislumbre tal problemática, es decir, el abordaje hermenéutico de un proceso ritual derivado de condiciones míticas en las que se establece un modo de ser en el mundo, dentro de una cosmovivencia particular heredada de los pueblos originarios que, sin embargo, encuentra vigencia en la actualidad para las personas que participan del ritual del temaskali.

Hay dos ejes de articulación de esta exploración que supone el ejercicio de base para el estudio doctoral respecto del temaskali como experiencia de desencuentro y enraizamiento para el ser humano. En principio, lo relativo al temaskali como experiencia ritual de encuentro e indagación respecto del modo de ser que supone la construcción cosmovivencial de los pueblos originarios, para ello, se han considerado propuestas que exploran diferentes dimensiones del temaskali; desde la antropología y sus variaciones, hasta la perspectiva terapéutica. En un segundo momento se establece la relación entre la condición ritual–mítica del temaskali con la experiencia mística como encuentro, búsqueda y vivencia de lo divino o del misterio en la vida humana; para tal cuestión se echa mano de diferentes perspectivas derivadas de los estudios de la religión, la hermenéutica y la filosofía.

 Exploraciones sobre el temaskali

Un primer ejercicio de rastreo respecto de las dimensiones hermenéuticas del temaskali ha arrojado estos resultados:

 

Temaskali Mística y temaskali Hermenéutica y temaskali Buscador
Todos los documentos 352 0 43 Google académico
125 0 0 Worldcat
933 3 2 web

 Imagen 1. Indagación en la web sobre perspectivas hermenéuticas del temaskali.

Fuente: Elaboración propia.

 

Como se puede ver, la relación planteada aparentemente no genera elementos que permitan la interconexión entre temaskali y mística o hermenéutica, ello amén de una búsqueda con mayor exhaustividad y en un entorno mucho más amplio.

Cuando se amplió el motor de búsqueda y se eligió el navegador Firefox en modo abierto, la columna del temaskali mostró 933 portales que incluyen de alguna forma tal palabra, sin embargo, en las relaciones con las categorías mística y/o hermenéutica los resultados no cambian significativamente, ya que solo se encuentran tres y dos documentos respectivamente, los cuales son escritos por Morón y Trujillo; de ellos uno aborda la relación entre mística y temaskali, aunque solo como propuesta por desarrollar; el otro texto plantea un abordaje hermenéutico del temaskali en un artículo propiamente y el tercero es un ejercicio descriptivo, exploratorio sobre el temaskali y su condición vivencial.

Cabe señalar que las búsquedas se realizaron considerando por lo menos dos formas de escribir la palabra temaskali, una de ellas la derivada de este ejercicio exploratorio y la otra como se usa convencionalmente en los textos antropológicos, a saber, la escrita con “z” (temazcal o temazcalli).

Como es de suponer, las búsquedas por separado respecto de las categorías consideradas dentro de este estudio (mística y hermenéutica) han arrojado una amplia gama de documentos de potencial interés; a propósito de ello los textos respecto del temaskali son en su mayoría de corte antropológico y sus variaciones, es decir, etnográficos, arqueológicos, desde la antropología simbólica y la antropología médica; por otra parte, hay también una buena cantidad de documentos que, desde las ciencias de la salud, recuperan diferentes reflexiones acerca del denominado baño de vapor prehispánico. Debido a ello se han elegido aquellos que dentro de sus títulos o resúmenes consideran las dimensiones simbólicas, cosmogónicas o de carácter transcultural; de la misma manera se han considerado aquellos de autores cuyo renombre ha sido establecido por las citas que los refieren, de tal forma que se ha logrado componer un cuerpo de 17 documentos de interés para el presente estudio.

Sobre estos cabe resaltar los trabajos de Sandoval Forero (2003) acerca del temaskali y su dinámica dentro del pueblo otomí, un estudio etnográfico, en el que relata la forma en que se lleva a cabo esta ceremonia entre personas de tal filiación étnica; presenta su enfoque en el ritual como una dimensión destinada a la purificación y la sanación, no solo desde la perspectiva médica, sino incluso a nivel espiritual.

Se destaca también la tesis desarrollada por Vincenza Lillo Mancina (1998) en la que realiza una exhaustiva descripción del ritual del temaskali como una práctica indígena destinada a funciones higiénicas y terapéuticas; dedica una buena parte de sus reflexiones a las dimensiones simbólicas de este ritual en las que describe las diferentes nociones sagradas que se involucran en esta práctica, tanto en la actualidad como en tiempos prehispánicos. Expone la relación que esta autora logra rastrear respecto del temaskali y su asociación con el vientre femenino, la cueva y la cocina; plantea al temaskali como una articulación cosmogónica compleja que se entrelaza con la totalidad de la vida y no solo refiere a sus condiciones médicas; esta propuesta deriva en la publicación de un libro posterior, que en realidad es una versión sintetizada de la tesis, tal texto es denominado como El Temazcalli Mexicano. Su significación simbólica y su uso psicoterapéutico pasado y presente. (2007)

En la misma dinámica de las tesis se encuentra una más, planteada por Claudia García Almeida (2019), en la que destaca la relación del temaskali con lo que la autora denomina yocoxcayotl o armonía, propone al ritual como una mediación espiritual, ritual y comunitaria para que el ser humano, concebido desde la cosmovisión indígena, pueda estar en armonía con el entorno en el que habita, es decir, el temaskali deviene en un proceso conformador del ser humano entendido como parte de la creación; dedica también una reflexión breve y sucinta a las dimensiones simbólicas del temaskali y su relación con diferentes entidades divinas del pensamiento indígena.

La mayoría de textos referidos al temaskali implican la dimensión terapéutica de este; de la misma manera refieren a condiciones arquitectónicas, así como a la distribución del uso que permanece en el continente, especialmente en el norte (EUA) y en México; sobresalen en varios de ellos las referencias que hacen respecto de los trabajos de Moedano, Galinier, Mendoza Castelán e incluso Sandoval Forero, claro está que también mencionan a los narradores de la Colonia, desde los que se rastrean los primeros textos en los que aparecen descripciones de estos baños.

De entre el cúmulo de escritos que enfatizan las cualidades del temaskali se distingue el artículo de Alejandro Tonatiuh Romero Contreras (2001): “Visiones sobre el temazcal mesoamericano: un elemento cultural polifacético”, puesto que critica la perspectiva que ha sido señalada con insistencia hasta ahora aquí mismo, es decir, que la mayoría de estudios sobre este ritual se centran en la dimensión terapéutica; por lo que plantea una perspectiva neo evolucionista en la que refiere la importancia económica que tuvo el temaskali durante cierto periodo de la Colonia al ser usado para el procesamiento de la grana cochinilla; en este texto Romero propone que el temaskali es parte de un entramado histórico mucho más complejo que únicamente la dimensión terapéutica.

En un sentido semejante, aunque sin dejar de lado la perspectiva terapéutica, se escribe el texto de Renee de la Torre Castellanos y Cristina Gutiérrez Zúñiga (2016) quienes plantean este ritual, en el marco del movimiento denominado New Age, como una terapia holística de sanación y construcción del bienestar personal; en su propuesta consideran que el temaskali tradicional se ha transculturizado debido a estos procesos de reinterpretación del saber de los pueblos originarios, dando lugar a dinámicas que permiten su inserción en la perspectiva neo espiritual de diferentes comunidades que ya no se articulan bajo las dinámicas étnicas, sino del desarrollo personal holístico.

A esta lista, por demás variada, se unen los artículos de Julieta Valdéz (2008), quien propone una comparación entre los baños romanos y el temaskali. Por su parte, José Alcina Franch (1980) reflexiona sobre sus modificaciones o evolución en Mesoamérica; a este tipo de estudios se suman una serie de aproximaciones etnográficas en diferentes regiones del país, entre las que se cuentan el trabajo de Konrad Tyrakowsky (2007) en la región de Puebla y Tlaxcala, principalmente en el ámbito de lo rural y como experiencia de higiene cotidiana, sin menoscabo de las dimensiones simbólicas y rituales.

Por otra parte, Alberto Valdés y Anayelit Cruz (2013) destacan las percepciones comunitarias del temaskali desde los curanderos y los pacientes en la mixteca oaxaqueña. En un sentido semejante opera la propuesta de Ángel Acuña (2016), cuyo trabajo etnográfico se ubica en Santa María Yucunicoco y el empleo del temaskali como espacio de recreación, tanto en un sentido lúdico como médico. Julio Aparicio (2006) enfatiza las dimensiones emocionales de los pacientes del temaskali comunitario a partir de sus charlas con mujeres que realizan esta práctica; el trabajo con mujeres aparece como eje articulador en el trabajo de Kharla García (2011), respecto de su uso como medio para la atención y cuidado de la salud femenina.

Finalmente, Esther Katz (1993) plantea una relación entre los espacios naturales como la montaña y la cueva, y los domésticos como la cocina y la casa, con el temaskali, estos como mecanismos de surgimiento de lo vivo en la tierra. En un sentido semejante escriben Mendoza Castelán, Enrique Lugo y Humberto Tehuacatl en su libro Ipehualyo in Temaskalyo. Fundamentos del Temazcalli (2004), en el que abordan diferentes perspectivas en torno a las condiciones integrales que el temaskali supone como terapia médica, pero también como eje de articulación social de las comunidades dadas sus condiciones rituales, comunitarias y filosóficas. En cada uno de estos textos hay referencias a la potencia terapéutica del temaskali, sin embargo, se recuperan por las descripciones que hay respecto de la dimensión mítica y ritual, puesto que en cada uno de ellos resultan indisociables; ello es elemento de articulación con la perspectiva mística–hermenéutica que se plantea a continuación.

Aproximación a lo ritual–mítico y místico para el temaskali

Referente a las categorías de mística y hermenéutica, la cantidad de documentos que tratan esos temas en general es abundante, la dinámica de selección a ese respecto se ha establecido a partir de categorías con mayores delimitaciones que consideren las posibles relaciones con los pueblos originarios.

De acuerdo con lo anterior se han compilado 68 documentos que plantean una serie de relaciones entre diferentes categorías de interés para el presente estudio, las cuales tienen que ver con el enraizamiento y su relación con la ritualidad–espiritualidad; la alteridad y su relación con el cuidado; la interrogación o desencuentro como experiencia ritual para concebir el lugar del ser humano en el mundo; y todas estas dimensiones en su vínculo con lo sagrado y sus formas de acontecer.

Entre los autores de renombre que figuran en las indagaciones al respecto de estas categorías, se encuentran: Heidegger, Lévinas, Ponty, Eliade, Panikkar, Agamben, Vattimo, entre otros y un mayor número de estudiosos de tales autores.

Como punto de partida se retoma la dimensión de lo místico, un proceso o tránsito que permite el encuentro con la alteridad desde una perspectiva hospitalaria; en ese sentido resaltan los místicos medievales, tales como Eckhart, De la Cruz y Santa Teresa; para efectos del tema a desarrollar resulta de mayor pertinencia la idea del desprendimiento que propone mester Eckhart, por lo que resulta relevante el artículo de Silvana Filippi (2010), respecto de la noción de desapego en la mística eckhartiana; en él destaca la noción de retiro, desapego y renuncia como elementos potenciales para el encuentro con lo misterioso y lo divino, pero ello dado en la vida cotidiana y no en el enclaustramiento o retiro definitivo a la vida monástica.

En un sentido cercano a lo anterior se plantea la reflexión de Lucero González (2013), que propone un acercamiento a la posibilidad de una fenomenología hermenéutica de la mística; este artículo resulta de relevancia puesto que plantea el fenómeno místico como propio de la vivencia del ser humano cercano a condiciones no necesariamente religiosas, sino artísticas o cotidianas; además expone la relación entre lo místico y lo fenomenológico como vivencia, tanto de quien experimenta el proceso místico, como de quien lo interpreta.

Finalmente, resulta de relevancia para este tejido la propuesta de Rafael Gómez (2012), quien asocia a la experiencia mística con la condición propia del ser; propone que la comprensión o interpretación de un fenómeno como el místico solo se puede dar mediante la implicación personal o vivencial en ese proceso.

Una dimensión en común de todas estas propuestas es que asumen la experiencia o proceso místico como un encuentro con la alteridad, dado que lo divino es trascendente a las personas que lo experimentan; en ese encuentro con lo divino emerge una consciencia de lo otro que permite la donación hacia ello, la emergencia de un cuidar a la vez que extrañarse de lo propio, como mecanismo comunicativo y de estar en el mundo. Como aporte a esta propuesta se incluye el artículo de Rosana Navarro (2017) en el que se plantea la necesidad de la experiencia mística como una asunción de la alteridad, sobre todo en un contexto de individualismo e incertidumbre como el mundo actual; desde su mirada, la mística, es necesariamente experiencia de alteridad.

Es en tal experiencia de alteridad que emerge la potencia de la propuesta de Panikkar (1988), puesto que, a diferencia de las consideraciones en las que la experiencia mística puede asumirse mediante analogía, este autor sostiene que la experiencia de la alteridad implicada en la vivencia mística se asume como traducción homeomórfica; existe en esa relación un proceso diatópico de interpretación, sobre todo cuando hay componentes culturales diferentes involucrados, como es el caso del temaskali.

La relación de homeomorfismo implica que no hay posibilidad de traducción entre componentes diferentes; la experiencia de alteridad no es de traducción simple, es necesario, como señala Carlos Miguel Gómez (2015) en su artículo sobre Panikkar, pensarlos desde una relación homóloga en la que hay componentes que desempeñan la misma función en sistemas heterogéneos y por ello intraducibles entre sí, pero homologables.

Dichas propuestas resultan de interés para comprender el temaskali porque este implica una vivencia en la que se manifiestan las relaciones entre la dimensión mística con la alteridad con las formas de ser otro, incluso, con las formas de alteridad que habitan al interior de uno mismo; con la experiencia de lo divino o el misterio que somos para nosotros mismos cada vez que nos sometemos a un proceso ritual.

Esta sensación de pérdida, desencuentro o extrañamiento que mueve al ser humano al encuentro de experiencias trascendentes de ser, tales como las experiencias sagradas o de potencia mística como el temaskali, son escenarios que podemos definir como experiencias intersticiales o liminares; condición que han abordado los estudios respecto del temaskali desde la perspectiva antropológica al señalar la condición de este ritual como elemento de paso o transición; es decir, el temaskali es un ritual que propicia el tránsito de un cierto modo de estar hacia uno distinto, otro, por lo que implica no solo una experiencia mística de encuentro con lo otro fundamental que es lo divino y el misterio, sino con otra forma de ser uno mismo para encontrar el bienestar que este ritual supone.

De acuerdo con lo anterior, resultan de relevancia las reflexiones que, desde la hermenéutica, plantean la comprensión del ser y la necesidad de paradojas en las que lo propio se debe extrañar para poder constituirse; en ese sentido resulta pertinente el libro de Paloma Bragdon, El mito como operador simbólico (2015), puesto que propone que en el mito operan verdades psíquicas para la comprensión del mundo; estas no necesariamente coinciden con lo evidente material y tangible en la realidad, empero, permiten la orientación en la conducta para comprender el propio habitar.

A propósito de los mitos como formas otras de conocimiento, comprensión y acción en el mundo, Enrique Dussel propone que en el mito operan conceptos que permiten una racionalización alternativa a la científica para modelizar formas de concebir la realidad de las personas, esto en su libro Filosofías del Sur (2017); esta propuesta en resonancia con la de Bragdon ocupa un lugar preponderante la noción del símbolo como mecanismo de mediación entre las formas míticas y el hacer–comprender el mundo.

Para fortalecer las nociones anteriores, Leandro Catoggio (2012) expone que el signo, visto desde la hermenéutica, es un señalar, dejando así la apertura del mundo; un proyectar nunca finalizado, siempre abierto a las continuas interpretaciones que solo son posibles desde la construcción simbólica que supone el descubrir simbólicamente el mundo; este ejercicio de descubrimiento hace posible el habitar del ser humano en el espacio que él simboliza o, por lo menos,  en el que él participa de tal simbolización. A ese respecto Gastón Belardi (2012) señala que la comprensión es un traer a casa, es decir, la comprensión es una forma de elucidar la extrañeza de la alteridad que el mundo supone de suyo respecto del ser humano; por lo que el ejercicio hermenéutico de comprensión es un mecanismo de des–extrañamiento, de comprensión para hacerlo habitable.

La habitabilidad de la que habla Belardi pasa, a decir de Pepi Patrón (2009), por el lenguaje; considera que el habla hace mundo, así que no basta con habitar y comprender, sino que es necesario el dialogar puesto que toda comprensión pasa por el lenguaje. En el mismo sentido Cecilia Monteagudo (2009) propone al lenguaje como base para el encuentro con el mundo y su comprensión. Es necesario recuperar la noción de escucha que ya proponía Gadamer, por lo que nuevamente se encuentra la relación entre alteridad y comprensión señalada anteriormente; esta relación se ve fortalecida con la reflexión de Carlos Gutiérrez (2009), quien explicita la noción de alteridad, también siguiendo a Gadamer, y propone que todo ejercicio hermenéutico es un discurrir entre familiaridad y extrañeza; solo en el intersticio es posible la comprensión.

A propósito de lo intersticial es necesario señalar toda la construcción que realiza Luis Sáez Rueda en su libro: Ser errático. Una ontología crítica de la sociedad (2009), puesto que en ese planteamiento se asume como fundante de la condición humana, el tránsito entre lo céntrico y lo excéntrico, es decir, solo porque el ser humano se extraña del mundo es que le acontece su habitar en él. Esta propuesta es una de las vías centrales para el estudio doctoral del temaskali como tránsito místico de arraigo y extrañeza.

Hasta ahora se ha podido entretejer una relación germinal entre las nociones de temaskali como experiencia de comprensión del mundo, la condición de estar–en–el–mundo, los procesos místicos como encuentros con la alteridad, el papel del lenguaje y la interpretación en esa tensión de encuentro con lo otro misterioso y lo otro del propio ser humano. Ante tales relaciones, sin embargo, es necesario apuntalar que toda comprensión pasa por el habitar en el mundo.

En resonancia con lo anterior no es posible o no se imagina la necesidad de la comprensión de la alteridad a través de procesos místicos de interrogación de lo propio, sino para comprender las propias formas de ser–habitar la realidad en la que nos reconocemos; por ello se vuelve necesario concebir el propio ser como una relación con los otros. En ese sentido, Angélica Rodríguez (2016) propone, siguiendo a Heidegger, que el dasein es fundamentalmente relación con los otros a los que ha de reconocer para posibilitar la coexistencia. En el mismo sentido Lined Vásquez (2016) asume que no hay posibilidad de dasein sin considerarlo como hecho de humus, puesto que el dasein, en su condición de arrojo al mundo, está también arrojado a la tierra; la tierra es de lo que está hecho el dasein.

Desde estas propuestas es posible asumir que la participación en el temaskali como ritual que recrea el origen de todo ser como derivado de su gestación en la tierra es un proceso de comprensión del mundo y las maneras en las que se está o se habita en él; en tal proceso es reconocible la importancia de la interpretación, el lenguaje, lo místico y la alteridad.

Todas las propuestas anteriores abonan en la necesidad de la comprensión, no solo del mundo, sino del propio ser humano, por lo que los artículos de Carlos Guevara (2016), respecto de “La formación y constitución del ser” y “El ser ahí como ser temporal”, abonan en tal sentido, puesto que asume la condición misteriosa del ser en su necesidad de elucidarse para sí y para otros; sin embargo, señala también, la posibilidad siempre realizable del desvelamiento de ese misterio, un juego permanente de encuentro y desencuentro, que permite un ejercicio de comprensión ceñido por el tiempo y por la experiencia, ya que todo comprender se da necesariamente mediante la existencia, como señala Leónides Fidalgo, en su artículo “Ontología del hombre y deconstrucción”. (2013)

En el mismo sentido que las anteriores se da la propuesta de Cristina Lafont (1993), quien asume que conocer implica un tratar práctico con los entes, con las cosas, con el mundo vivido en el que hay también una experiencia témpica; este reconocimiento del tiempo como relativo al acontecer de lo natural es reflexionado por Klaus Held en su artículo “Mundo de la vida y naturaleza” (1998); tal acontecer implica una afección al cuerpo vital del hombre existente, por lo que nuevamente se traza esta relación entre la vivencia, el encuentro con lo misterioso que puede resultar el acontecer temporal de la naturaleza y sus efectos en el ser humano; uno de esos efectos es el habitar, edificar, en el sentido que propone Francisco Díez en su texto “El hogar en el mundo de la vida” (2009), en el que asume el hogar como espacio de relación con el otro en el que se edifica lo propio; el hogar resulta así en la experiencia–vivencia del habitar humano, celeste y terrenal.

Finalmente, esta revisión implica una perspectiva transdisciplinar, dado que se proyecta la descripción de la vivencia del ritual del temaskali para comprender si se presenta un proceso de búsqueda interior resultado de un desencuentro con el mundo; por tanto, es necesario partir de las vivencias de las personas desde su propia voz, lo que permite entender la relación intersubjetiva al compartir un ritual como el temaskali.

Desde el horizonte planteado es posible vislumbrar que el tránsito al que dispone el temaskali implica una dimensión mística en la que las personas se someten a un proceso de develamiento–ocultamiento; develan su desencuentro para hacerlo presente y encontrar una cura, sin embargo, tal desencuentro una vez develado se vuelve a ocultar; este proceso es permanente por lo que implica una experiencia continua de tránsito en busca de esa cura que permita un encuentro consigo mismo, un sí mismo siempre velado por la cotidianidad y la vida de comprensión media que niega sistemáticamente toda posibilidad de alteridad.

Con base en lo anterior algunas de las perspectivas transdisciplinares que permiten fortalecer este proyecto se encaminan hacia aquello que no puede explicarse con satisfacción total; aquello que implica la experiencia vivencial en la que el ser humano encuentra confort y desasosiego de manera constante, puesto que la vida en su acontecer supone desencuentros y misterios insondables que obligan a una búsqueda y a un tomarse a cargo permanente; cuestión a la que espiritualmente invita el ritual del temaskali en su ocurrencia. El temaskali se asume como un experiencia personal de trascendencia, a partir de la cual se transita del desasosiego inquietante del vivir hacia una calma efímera de lo divino en el interior humano, ello es tema propio de la transdisciplinariedad del modo 2, a decir de Anthony Judge.

A pesar de lo descrito es necesario señalar que la experiencia del temaskali como vivencia y punto de interpretación forma parte del conocimiento denominado popular y que ha sobrevivido durante miles de años como elemento constitutivo de la medicina tradicional; ello no se puede disociar de su importancia simbólica, por lo que al tomar en cuenta el saber comunitario y establecer un posible modo de comprensión de cómo ello se imbrica en la vida cotidiana de comunidades periféricas se abarca el campo de la transdisciplina 0.

Consideraciones finales

A manera de consideraciones finales es posible señalar que hay un ejercicio de exploración germinal, ya que no es posible agotar la riqueza de lo escrito respecto de las relaciones entre prácticas rituales originarias en la actualidad, como dinámicas de comprensión del habitar humano en el mundo; como formas de reconocimiento y emergencia de lo extraño. Sin embargo, el entramado construido ha permitido destacar puntos de articulación entre propuestas antropológicas, filosóficas y hermenéuticas que permiten complejizar la experiencia ritual de un fenómeno como el temaskali en la actualidad. Cabe mencionar que los trabajos que tienden a plantear estas relaciones son escasos, ello problematiza las delimitaciones necesarias para este abordaje, por lo que no se asume que esta exploración haya sido agotada, sino que estará en construcción permanente.

Ante tal panorama es posible señalar que a propósito de la pregunta planteada al inicio: ¿qué relaciones de abordaje, respecto del ritual del temaskali se han realizado desde una perspectiva hermenéutica?, es posible enunciar que hay pocas propuestas que vinculen al temaskali con la hermenéutica y la mística; sin embargo su articulación como categorías de reflexión que permitan comprenderlo como ejercicio de comprensión del mundo actual, desde una cosmovivencia originaria para el ser humano, no solo es viable, sino que se vuelve visible, puesto que este proceso de ritualización es y ha sido históricamente un medio hermenéutico de comprensión de lo otro, no solo divino sino humano.

El temaskali permite al ser humano un re–crearse para asumir su lugar en el mundo, su habitar propio mediante un proceso paradójico de extrañamiento y enraizamiento al entrar en el vientre materno cada vez para des–cubrirse.

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Semblanza

Carlos Edwin Morón García

Formación académica: licenciado en Comunicación por la Universidad Autónoma del Estado de México; estudios de maestría en Comunicación y Estudios de la Cultura por ICONOS, Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura; actualmente estudia el doctorado en Estudios Transdisciplinarios de la Cultura y la Comunicación.

Actividad laboral: profesor–investigador de la Universidad Intercultural del Estado de México (UIEM), su área de estudio es la cultura desde un abordaje comunicológico–semiótico, ha participado en diferentes foros nacionales e internacionales con reflexiones respecto a la transculturalidad, los procesos de semiosis de fenómenos culturales y la ritualidad contemporánea. Colabora en el desarrollo de diferentes proyectos de difusión cultural, vinculación comunitaria e investigación a través del Kalpuli de danza prehispánica Tlatlauxiukoatl, de la celebración de ceremonias rituales, tales como el Temaskali, Velaciones y el programa Universitario Fiestas de la Identidad, desde el 2009 a la fecha.

Correo: seajkoli@gmail.com

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