Retrato del mediador cultural: propuesta de mapeo teórico de la mediación cultural, una aproximación a distintos autores para integrar identidades del mediador cultural

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Resumen


El concepto de mediación cultural en la actualidad presenta distintas ópticas, desde las que se pueden interpretar áreas de acción, responsabilidad, ética y compromiso en la promoción de la cultura. Es de interés para este artículo el desarrollo de una visión teórico-panorámica que permita construir el esbozo del personaje que se constituye como mediador cultural, su campo de trabajo y aportación en la comunidad.

Palabras clave: mediación cultural, identidades culturales, promoción cultural.

Abstract

The concept of cultural mediation currently presents different points of view, enabling interpretations of areas of action, responsibility, ethics and commitment in the field of cultural advancement. This article aims to develop a theoretical-panoramic vision that allows for the construction of an outline of the cultural mediator, his or her field of work and contribution to the community.

 Keywords: cultural mediation, cultural identities, cultural advancement.

 Xeni*

Nu’ä ra hmä ga mäde hogbefi nu ma paya uti ra n’añ’o thandi, denda nu’u tsa yopa mä xeni ga tote ndude, hoga nzäntho m’ui ne unganoya yonganoya de ra hognoya. Ge ra nkati pa nuna xeni ra te de n’a ra thandi mfeni – nxini ge da ja dra ho ra ntohni de ra yojä’i ge di b’ai ngu ga ñänte hogahñojä’i, ra mbonthi ga befi ne mfaste ha ra hnini.

 Noya ga mfaste: ñänte, hogahñojä’i, mahyegi, ya hoghñojä’i, yonganoya xa hño.

*Traducción a lengua Otomí – Hñahñu, variante Valle del Mezquital, Estado de Hidalgo: Jamädi Alegría Hernández Cruz.

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Introducción

Los proyectos culturales conviven y se muestran a una población que, puede o no tener consciencia de momentos y experiencias, que se guardan celosamente para los conocedores y viejos amigos. Los lenguajes, las formas verbales, las convenciones simbólicas nos constituyen y reflejan, son parte importante de nuestra construcción y se muestran a la vista de todos, aunque quizás sólo algunos sean capaces de comprenderlos. Se trata de la parte involucrada que es capaz de descifrarlos1 (Geertz 2005 20) y entre ellos están los mediadores culturales.

La figura del mediador cultural se ha diversificado y considerado desde distintos aspectos, según las problemáticas que resuelve, esto se debe a su enfoque en relación con los otros, llámense migrantes, estudiantes, artistas, por mencionar algunos. La figura del mediador cultural responde a necesidades sociales en distintos contextos y se transforma según la región geográfica, social, religiosa, o la comunidad y entorno que lo requiere.

El objetivo de este artículo es discutir un mapa de integración en el concepto de la mediación cultural, desde distintas concepciones teóricas, con el fin de identificar el papel que juega el mediador cultural en la construcción de una comunidad. Para ese propósito se plantean dos preguntas: ¿qué es un mediador cultural? y ¿qué características lo identifican como tal? La hipótesis señala que: el mediador cultural es un personaje que responde al horizonte desde donde se analice y a la necesidad de resolver conflictos de integración social. Es por lo tanto que, para este proyecto, se vislumbran distintos escenarios en los que se desenvuelve el mediador cultural, para pintarlo a la luz de su contexto.

La perspectiva que se sigue es de carácter documental y considera una revisión de literatura arbitrada sobre el tema y cuyos acercamientos se dan en distintos espacios culturales, desde el trabajo social, los proyectos educativos y el arte. En concreto, los antecedentes de la mediación cultural que se abordan incluyen la relación histórica analizada desde la perspectiva de la mediación cultural en su sentido lingüístico (Abad 2017 3), el mediador como apoyo en labores de trabajo social y tutorial, hasta la constitución del mediador cultural provocador del artivismo2 (López Aparicio y Cejudo 2020 8). Para identificar las acciones del mediador, se utilizaron motores de búsqueda de Google Scholar, Elsevier y la biblioteca digital de la UNIR. Las referencias cumplen con tener descrito al mediador cultural, cultural liaison y médiateur culturel, además de describir al personaje en contexto en relación con los objetivos de su desarrollo cultural y profesional.

1.   El mediador cultural a través de la lengua

Para comprender la escucha es preciso analizar los orígenes de la mediación cultural y revisar documentos que identifiquen el papel del mediador; en los artículos analizados se identifican distintos momentos del origen del término. De manera histórica existe un ejemplo que retrata una de las primeras formas de mediadores culturales en la Baja Edad Media al sur de España, en Granada. Según Mercedes Abad Merino, en su artículo “Mediación cultural y mediación lingüística en la frontera de Granada”, ejemplifica cómo la lingüística formó parte del proceso de mediación cultural, porque el dominio de una lengua, el poder y querer traducir, hizo que intérpretes y traductores fueran mediadores interculturales entre el Siglo XIII y el Siglo XVI (Abad 2017 13). Esto según la autora, es algo que se mantiene hasta nuestros días, pero con la particularidad de que el hablar una lengua implica, en el caso del mediador cultural, hablar una cultura y en ocasiones son las primeras generaciones de los hijos de migrantes los que proveen ese apoyo. Al respecto dice Abad Merino que, el hecho de haber nacido en una nueva tierra, producto de procesos migratorios y aprender por los padres una cultura, mientras crecen en otra, ha llevado a los hijos a ser los primeros mediadores culturales; son ellos quienes explican las costumbres de su familia a sus nuevos vecinos y de sus vecinos a su familia. La autora pone un ejemplo de 1246 en el pacto de Jaén, donde abundaban los conflictos entre los reinos de Castilla y Granada, en uno de los documentos de la época se narra la historia de una boda, en la que el viaje que se hace para desposar a la novia, tuvieron que atravesar de Caravaca a Veles trayendo obsequios, en un tiempo en que el pisar tierras vecinas implicaba el ser encarcelados; en esa ocasión se valieron de intermediarios, buscando apoyo con un mediador pidiendo: “E si sabidores fueren de la lengua, entenderán lo que dixeren amas las partes, e sabran responder a ello, e decir otrosí a cada vno lo que conviene.” (Abad 24-26) La cita es un ejemplo de diversos documentos revisados en el artículo y al parecer, la figura del mediador era solicitada para no hacer más difícil la vida entre los vecinos de esas tierras por causa de los propios conflictos entre los reinos. Lo cual hace ver que, dependiendo del momento histórico, el papel del mediador se verá influido por los valores y necesidades sociales de un entorno y sus comunidades.

Si bien se tiene una referencia histórica clara en la Granada del Siglo XIII, la historia del México precolombino puede también mostrar mucho sobre la mediación cultural, un ejemplo se puede encontrar en el Sitio Arqueológico de Xochicalco, en el Estado de Morelos. Xochicalco se fundó a principios del Siglo VII, su arquitectura da cuenta de una habilidad artística y comunicativa basta, que permitió el intercambio con otras civilizaciones de la época. Esto se constata con inscripciones en el Códice Dresde, en el que aparecen mediciones que permiten integrar y contar los años desde el calendario xochicalca e inscripciones de glifos propios de la cultura maya. Eso ha llevado a suponer que hubo intercambios culturales, al grado de compartir conocimientos exactos de índole religiosa, cultural y astronómica, a pesar de que ambas civilización no compartía la misma lengua. (Morante 2019 párrafo 37)

Por lo dicho en la revisión de los casos examinados podemos encontrar que el mediador cultural:

      • · Puede hablar más de un idioma.
      • · Hace las veces de traductor de una lengua.
      • · No sólo traduce palabras, también transmite costumbres, hábitos, ideas y culturas.
  • En una versión simplificada podríamos definir el papel del mediador cultural en el ámbito lingüístico en el siguiente esquema.

Figura 1. Esquema mediador cultural ámbito lingüístico. Elaboración propia.

2.   El mediador cultural como promotor cultural a través del arte

El papel del mediador cultural como mero puente para aclarar puntos y desincentivar conflictos, o bien, para prevenir la violencia parece simplista en un mundo con distintas expresiones, entre ellas la artística. Es ahí donde el mediador cultural, se propone abrir caminos de incubación de ideas multiculturales de cooperación, una de ellas es la arteterapia que interconecta la emoción y la cognición, como un nuevo ámbito de la mediación artística. (López-Aparicio y Cejudo 121-123) Así surge el artivismo, una hibridación del arte y del activismo que tiene sus bases en el activismo nacido de los movimientos culturales estadounidenses, desde donde se contempla el contexto y la connotación, en modelos performáticos de arte efímero que reflejan dinamismos sociales y los difunde. (Aladro-Vico y otros 1-5)

Es necesario reconocer al mediador cultural, como parte de los proyectos de intervención en comunidades a través del arte. Lo cual trae voz a distintas realidades que suceden dentro de un mismo país, entre ellas a las que se les trata como un migrante indeseable. Tal es el caso en distintas ocasiones con las minorías, llámense feministas, comunidad queer, medioambientalistas, por mencionar algunos. En el artículo de López-Aparicio y Cejudo “La mediación cultural a través de la práctica artística”, se narra la forma de artivismo de La Asociación de Mediadoras Culturales de Madrid, que incluye la producción de conocimiento de forma abierta y participativa, asimismo provoca el diálogo con el público y usuarios del arte. De manera irónica para esta asociación, la mediación cultural es la segunda profesión más vieja del mundo, porque sin mediadores, el conflicto no habría permitido avanzar a la sociedad: son personas que usan la razón y buscan el consenso por encima de la fuerza, probablemente utilizando la seducción de la excitación del alma, para llamar a la conciencia, a manera de las antiguas hetairas, quienes comprendían, empatizaban y transformaban. En el caso analizado en el artículo, la asociación se maneja con un fuerte compromiso social, en el que feminiza la mediación, se apropia y trabaja, con el propósito de hibridar realidades, que es el fin último del colectivo. (López-Aparicio y Cejudo 121-124)

Otro aspecto del proceso de mediación cultural, desarrollado en el mismo artículo, da muestras del nivel de tiempo que se requiere en la mediación cultural, además, de requerir ser empático con el contexto específico, incluso cuando se está lejos del arte. Para esto es preciso entrar en las zonas marginadas, en comedores, centros de reinserción, cárceles, colectivos de prostitución, entre otros. Entonces, la vinculación del ser parte activa de la conformación de proyectos de intervención, implica comprender el ritmo vital de la comunidad, ya que mientras la sociedad tiene un proceso acelerado, cada comunidad tiene su tiempo para hacer, surgir y hablar, crear y mostrar. En cada acto de mediación a través del arte se debe ser sensible y escuchar, asimismo, sentir los biorritmos de la comunidad, involucrarlos y crear a partir de lo sensible; en síntesis, proponer algo que les hable y que hable de ellos. (López Aparicio y Cejudo 124-128)

En torno a la mediación y activismo desde el arte, algunos de los elementos que aparecen son:

      • · Sensibilidad para empatizar con una comunidad.
      • · Compromiso para crear en colaboración con la comunidad.
      • · Incubación de ideas de colaboración e hibridación.
      • · Reflejo y difusión de dinámicas sociales.
      • · Escucha y creación a partir de lo sensible.

Por otro lado, en la tesis doctoral “Museos, mediación cultural y artes visuales: Perfiles profesionales del ámbito educativo” de María Isabel Vidagañ Murgui, se puede leer una serie de propuestas en las que se considera a la curaduría parte del diálogo que el museo debe establecer en su aspecto de transformador cultural, es decir, como un tipo de mediación. La investigadora después de entrevistar a directores y equipos de museos en España y Portugal establece que, el museo en su curaduría tiene una responsabilidad formadora, que expone y transforma realidades. Señala que, toda exposición debe tratar a la investigación como parte del trabajo del museo en su función educativa. Porque es común que en cada museo exista un departamento de educación, donde se hacen planteamientos innovadores que no ven al visitante como un espectador pasivo, sino que buscan que interactúe, que establezca un diálogo transformador con la obra expuesta y para que se dé el diálogo, la obra debe poder abrirse, decodificarse, interpretarse y permitir una identificación en su contexto y en relación con el visitante. A este hecho la autora le llama mediación, porque resuelve un conflicto, una mala comunicación entre el objeto artístico, la experiencia estética y la construcción de la identidad propia gracias a la comprensión. (Vidagañ Murgui 49)

Para el logro de una correcta mediación, la autora habla del proceso de curaduría correspondiente al departamento educativo, postula que un mensaje claro permitirá que el visitante pueda establecer diálogos. Otro acompañamiento que plantea es el de la activación con proyecciones, cédulas y elementos de comunicación audiovisual en las instalaciones. Finalmente propone la construcción sistémica en tres vías donde educadores, museos y público se integran para transformar realidades. (Vidagañ Murgui 50-67) En ese sentido, el mediador tiene un papel de educador y artista, lo cual establece un nueva práctica híbrida del educador-artista, quien es el que, “… entiende la mediación en museos como una oportunidad para que el visitante comprenda el proceso y la investigación que el artista ha llevado a cabo para realizar la obra […] ofrece al público la oportunidad de experimentar el propio proceso creativo…” (Vidagañ Murgui  74) Y para el logro de objetivos se plantea en la tesis, que el educador que se interese en la mediación cultural, incluyendo la museística, tiene un compromiso de aprender, de formarse y seguir cultivando su práctica con actividades culturales diversas, conocimiento, aprendizaje de idiomas y lenguajes propios del arte.

Por su parte Katia Matorell en el artículo “Mediación museística: reflexiones desde la práctica”, dice que la educación artística dentro del espacio museístico es responsabilidad del docente. Las acciones para seguir son el programar actividades de visitas al museo que sirvan de guía de acción, preparar competencias, redactar informes y publicaciones para sus estudiantes, evaluar, comunicar, retroalimentar, entre otros. La problemática surge cuando el educador no tiene una relación de curiosidad o cuando no tiene algún tipo de acercamiento a prácticas culturales, porque entonces su propio diálogo queda interrumpido y es incapaz de programar actividades para acercar al grupo a la experiencia estética de manera plena. Por consecuencia, la mediación museística es crear zonas de relación entre lo que sabe el visitante y lo que sabe el museo, es tender puentes entre dos saberes, es crear zonas de intercambio, de dudas, de conflictos. De lo dicho se infiere que, las actividades de mediación museística son las que parten del encuentro entre el visitante y el museo y las que se centran en ese encuentro. (Martorell 2012 80-85) Al respecto el mediador cultural:

      • · Transmite pasión por la cultura.
      • · Está convencido de su actuar frente al arte.
      • · Crea escenarios y condiciones para transformar sociedades.
      • Para continuar con el mapa de actividades del mediador cultural se expone un esquema complementario.

Figura 2. Esquema mediador cultural, como promotor cultural y en el ámbito lingüístico. Elaboración propia. 

3.   El mediador cultural y su papel en la integración de la comunidad, como orientador, a través de medios digitales y análogos

Dice Lisa McGuire en “Planning for a pandemic influenza outbreak: roles for librarian liaisons in emergency delivery of educational programs”, que en 2007 implementó la Biblioteca de la Universidad Biomédica de Minnesota y la Escuela de Salud Pública de Minnesota planes de apoyo para combatir la pandemia por influenza H5N1 con mediadores bibliotecarios. Los comandaron con tareas que fortalecieran el trabajo académico, aún con las medidas de distanciamiento tomadas por las autoridades sanitarias. Los mediadores tuvieron que crear tutoriales y rutas de acceso remoto a los recursos bibliotecarios, esto incluyó un seguimiento por medio de un software llamado DocuTek en el que se utilizaron chats para atención a los estudiantes; al mismo tiempo generaron protocolos de atención y estudiaron qué información, y cómo debía llegar a los estudiantes. También implementaron sesiones en línea por medio de la plataforma BlackBoard, hicieron wikis, meetings, trabajaron con blogs, podcast y obtuvieron datos por encuestas en línea para medir la satisfacción de usuarios. (McGuire 2007 14) Para lograr la comunicación en línea, el momento histórico de mediación, requirió formar a los mediadores en recursos web, contar con licencias, motivar a las facultades a desarrollar habilidades tecnológicas, regular, facilitar los meetings y crear herramientas para las necesidades de la facultad.

En el documento analizado se identifica a un personaje difuso desde el trabajo social o desde sus competencias tecnológicas didácticas, que resuelve problemáticas sociales, en un contexto controlado, con una perspectiva digital y que busca establecer el diálogo entre distintos actores de una comunidad académica. Aunque, no es muy clara la concepción de un mediador cultural, en tanto que sólo se dejan entrever sus funciones:

      • · Fortalecer la comunicación en medios digitales.
      • · Creación de tutoriales que posibilitan el uso de medios digitales.
      • · Creación de rutas de acceso a la información.
      • · Fomento de uso de recursos de comunicación digital.
      • · Seguimiento a la experiencia de usuarios en función de los medios elegidos para el trabajo en línea.
      • · Publicación y difusión de materiales académicos.
      • · Moderación de la comunicación en medios digitales.

En ese sentido, la tarea del mediador expuesta en el artículo analizado, implica proveer de medios, establecer comunicación y dar seguimiento para resolver un problema. El asunto no se planteó desde lo humano o por una falta de intención comunicativa, sino desde un conflicto médico que aisló a las comunidades estudiantiles, en donde los medios digitales, fueron un punto de encuentro para el trabajo colaborativo, propuesto y desarrollado gracias a los mediadores culturales. Si bien, el puente entre culturas es una vía que corre en dos direcciones, donde escuela y estudiantado son el emisor o el receptor, mientras que el mediador cultural es alguien que está parado en medio y tiene la intención de servir de vínculo entre ambos sectores. Es también la persona que ayuda a la comunidad académica a comprender mejor sus procesos y a negociar las estructuras del sistema escolar, respetando los valores y normas de la comunidad académica, en este caso en ambientes virtuales.

En otro artículo de Sarah W. Nelson y Patricia L. Guerra llamado “Cultural liaisons serve as bridge between community and school”, se presenta un caso de trabajo entre una mediadora cultural, una profesora de español y su proyecto de intervención en una escuela secundaria de Texas. Allí se hace énfasis de las características étnicas y costumbres de ambas mujeres, la mediadora es una mujer afroamericana y la profesora, es una inmigrante española que tiene hijos y cuatro perros chihuahuas —esta descripción parece significativa y se explica su razón más adelante—, estas personas son representantes de minorías en la comunidad. La intervención que se considera mediación se dio en la clase de ciencias, en la que algunos temas se trabajaron en español, otros en inglés y esto permitió a los padres de origen hispano, sentirse más seguros en la escuela, además de vincular a los muchachos, por la necesidad de comprender los temas en un idioma distinto al inglés, provocando que ambas comunidades fueran tratadas en un horizonte de igualdad. (Nelson y Guerra 2).

Un planteamiento interesante que se hace en el artículo analizado es la labor del mediador en su actitud de provocador, al crear un problema de comunicación que acerque a las comunidades. Resulta muy significativo que las autoras describan a los perros chihuahuas, la nacionalidad, a las maestras analizadas, a las minorías; esto probablemente plantean que sólo las minorías, son capaces de mediar para acercar a otras minorías. Por consecuencia, parece que las prácticas disruptivas, guían la labor de mediación, es decir, un personaje puede ser integrador dentro de su contexto, si problematiza y con ello provoca el diálogo. De lo dicho se destaca lo siguiente:

      • · El mediador es capaz de cambiar dinámicas comunicativas.
      • · Puede impedir el uso de una lengua para fomentar nuevas redes de colaboración.
      • · Parte del entendimiento de una comunidad a la que representa.
      • · Convoca y por medio del diálogo, plantea la igualdad entre comunidades
      • · Plantear conflictos comunicativos con el fin de forzar el diálogo entre comunidades.

En el siguiente caso analizado, es importante identificar las cualidades comunicativas del medio analógico y lo que implica un instrumento que transforma un impulso físico en audio e imagen. Ya que, para la Unión General de Trabajadores (UGT) del territorio español, la mediación cultural es aquella que puede potenciar los recursos personales y sociales; corresponde a la comunidad educativa y tiene como misión atender las necesidades que puedan generar conflicto, o malestar entre sus miembros. Por otra parte, considera que cada persona tiene una responsabilidad de su propia vida, en lo que se debe respetar su dignidad, por eso, la mediación debe facilitar la participación para el logro de resultados educativos óptimos. Es importante asegurar el diálogo, el respeto, la empatía, el consenso y la participación entre las comunidades, legitimando el reconocimiento y la autonomía desde el acompañamiento. Se debe promover la tolerancia, aún sin la aceptación, se debe promover el diálogo, también debe facilitar la comunicación ágil y fluida entre distintas culturas, esto se puede encontrar en el documento “La guía de prácticas sobre la mediación intercultural en Europa”, asimismo, en el artículo “La mediación cultural en el ámbito educativo de la Generalitat de Valencia”.

La Generalitat Valencia, retoma la propuesta de la Unión General de Trabajadores y busca divulgar valores culturales para los migrantes, resolver conflictos interculturales, formarse en la interculturalidad, favorecer al alumnado3 extranjero en programas para mejorar su rendimiento escolar, sensibilizar y promover el aprendizaje de los idiomas oficiales, colaborar en acciones interculturales desde la administración local y entidades sin ánimo de lucro. En ese sentido, todo centro educativo debe conocer las necesidades y problemáticas de los alumnos, así como las fortalezas educativas del alumnado extranjero, propiciar la sensibilización del profesorado, colaborar con las familias en el intercambio cultural, recabar información objetiva, mediar en conflictos, facilitar información sobre recursos, becas y ayudas. Además, para los padres inmigrantes (no españoles), formarlos en aprendizaje intercultural de España, es decir, el habla local. Inclusive, debe coordinarse con la inspección en educación y con la Consejería de Educación, Investigación, Cultura y Deportes (CEFIRE), hacer reuniones con los directores de CEFIRE, para la formación intercultural, planificar la formación docente, divulgar los resultados de los procesos de formación docente. Finalmente, debe recabar información sobre la situación de comunidades extranjeras y residentes, con la Conselleria de Cultura y Educación, con diferentes ONG, para integrar a los migrantes, fomentar el respeto a la cultura de origen y buscar resolver conflictos entre poblaciones de diferentes etnias. (Generalitat Valencia 4-6)

En 2013 generó la Unión General de Trabajadores un proyecto llamado Multicultural Consultant – Educational Liaison officer to support Children and Young People from ethnic minorities and immigrant communities in statutory education and non-statutory VET, en el que se incluían las guías de acción de consultores multiculturales y mediador intercultural, o su equivalente y en el que se basó la propuesta de la Generalitat Valencia4, lo cual no se puede corroborar, dado que no se encontró el documento en cuestión.

Figura 3. Portada de la Guía de consultores multiculturales y oficiales de mediación educativa. Fuente: Aulavirtual (2013). https://aulaintercultural.org/2013/07/14/la-guia-de-practicas-sobre-la-mediacion-intercultural-en-europa/

En la revisión de la propuesta por la carta de la Generalitat Valencia, se pone al centro de la intención de mediación a la población ya establecida y se intenta modificar comportamientos, a fin de que los migrantes se adecuen al modo de vida de la región. Cuestión con la que en este artículo no se está de acuerdo por lo expuesto en párrafos anteriores, en los que se señala que la cultura no es un hecho estático, la cultura es un fenómeno que está transformándose y se nutre de nuevas experiencias vivas, aunque se rescata la idea de:

      • · Formar comunidad entre las familias migrantes y las familias establecidas.

Con lo señalado, se descubre que en España la mediación cultural se definió a principios de los años 2000, como una práctica de atención e intervención para integrar a migrantes. A los encargados se les llamó mediadores interculturales, además fue una figura relevante debido al fortalecimiento que supuso tenerlos, conviviendo con distintas culturas. En el artículo de referencia, se habla de la evidente relación entre estas culturas y su poco desarrollo tecnológico, para la emergencia de un mediador cultural. Esto implica además que, el mediador es una extensión del trabajador social.

En cuanto al artículo de Francisco Javier García Castaño y Cristina Barragán Ruíz-Matas llamado “Mediación intercultural en sociedades multiculturales: hacia una nueva conceptualización”, se plantea la labor del mediador cultural a partir de los fenómenos migratorios y se señala que, una vez establecidas las comunidades, el término migrante no es más que un imaginario social. En consecuencia, otra área de acción de la mediación cultural supone una intervención para solucionar una disputa, por la incomprensión o la falta de atención hacia aquellos que, a un grupo social, pueden parecerles pobladores de paso. Otra más implica el poner acuerdos y contribuir, a reconciliar a las personas o las partes. Queda de manifiesto que para que sea necesaria la mediación debe haber una convivencia entre dos o más partes, y un conflicto. En el mismo artículo se hace una crítica al recurrir a esta figura, una vez que ha sucedido el conflicto de manera reactiva. Se propone que el mediador mantenga sus emociones ajenas y acompañe a las personas, con voluntad de propiciar conversación, en prevención de la violencia. (García Castaño y Barragán Ruíz-Matas 131)

Se destacan en este caso dos elementos que trabaja el mediador cultural:

      • · El mediador previene conflictos.
      • · El mediador propicia el diálogo para resolver conflictos preexistentes.

Finalmente, según el artículo de Lois A. Weinberg y otros: “Education liaisons work to improve educational outcomes of foster youth: A mixed methods case study en Children an Youth Services Review” de 2014, se narra la realidad de los jóvenes en orfanatos de California en 2004, quienes parece que tienen menos oportunidades de terminar con sus estudios de bachillerato y alcanzar estudios universitarios; en algunos casos por abusos de distintas índoles, en otros por el cambio de domicilio. Esto ocasionó desordenes emocionales, discapacidades sociales, inestabilidad escolar y un desarrollo muy por debajo del resto de la población. En ese momento, los oficiales de mediación educativa fueron necesarios para tender puentes entre distritos escolares y servicios de protección a la niñez. Desde ese momento y durante diez años se utilizó la figura de la mediación y la aportación teórica fue que, en lugares en los que se instauraron mediadores tuvieron cambios positivos, con datos cuantitativos y cualitativos que respaldaron los logros académicos de la población. En el mismo artículo se expone una primera aproximación al papel del mediador educativo, que es visto como un vínculo entre personas y agencias de apoyo a la juventud, en las que ambos sectores los requieren, cuando hay problemas o se detectan conflictos en el ámbito educativo. Esto permite cerrar brechas con los individuos para darles mejor atención, porque los mediadores son los únicos adultos que nunca pierden contacto con el joven, a pesar de la movilidad de los adolescentes, aun cuando cambian de casa o de escuela. Ellos establecen una relación, que permite la estabilidad emocional del joven en sus distintas transiciones y mantienen un registro de la vida del menor. (Weinberg y Oshiro 2014 3-4)

En los casos de intervención con adolescentes en riesgo, el mediador cultural se equipara con una figura tutorial o de trabajo social, por la necesidad de establecer una comunicación y guía efectiva, y afectiva, en el acompañamiento de niños en transición sin un cuidador adulto. De ese modo, se puede comprender el por qué se busca a un guía que sea capaz de promover la comunicación, la empatía, la transformación, la responsabilidad social, la ética y la integración para niños en riesgo.

Con todos los datos expuestos se puede integrar un mapa final, que no pretende agotar el tema, pero sí visibiliza puntos de acción y algunos alcances de la labor del mediador cultural.

Figura 4. Propuesta de mapa de áreas de intervención y desarrollo en la labor del mediador cultural. Elaboración propia.

 

Como colofón, cabe mencionar que Bernadette Dufrêne y Michèle Gellereau, en el artículo “La médiation culturelle. Enjeux professionnels et politiques”, identifican el campo de desarrollo del mediador cultural en tres vertientes: cuestiones profesionales, políticas culturales e investigación y docencia. (Dufrêne y Gellereau 1-7) Ahí se dice que, se han podido encontrar otras áreas de acción, entre ellas el campo de desarrollo lingüístico y se analiza la posibilidad de tener una figura de mediación en distintas áreas de aproximación social. Para Dufrêne y Gellereau, la regulación social y la mediación es un mito, porque el vínculo social, si bien se da desde distintos sectores, el querer establecer comunicación por medio de la palabra corresponde a los grupos y comunidades, no a la relación con un mediador. (Dufrêne y Gellereau 8) Pero no se está de acuerdo con esta afirmación, por el papel disruptor que ha mostrado tener (en ocasiones) la figura del mediador, en dónde puede incluso crear conflicto con el fin de impulsar el diálogo.

Conclusiones

En el desarrollo de este escrito y la revisión de los documentos se cumplió el objetivo de integrar un concepto de la mediación cultural desde distintas concepciones teóricas, que permitieron mapear en algunos ámbitos de competencia la labor del mediador. De ese modo, se puede ver el papel del mediador, desde la tutoría, el arte y la lingüística; en cada etapa, cada experiencia y cada sector, en cada caso dependerá de un mediador, es decir, un traductor, un provocador, un evocador, siempre dirigido al logro y la satisfacción de un dolor cultural.

Pero, a pesar de tener el mismo nombre, un mediador tiene distintos campos de acción y debe aprender y desaprender para ayudar a resolver problemáticas humanas, provocadas por comunicaciones analógicas y digitales de las muchas voces que una sociedad, no siempre comprende. Y cada uno de los autores revisados, dedica el espacio al estudio de casos donde el mediador cambia y se ubica en campos de acción distintos que, resuelven problemas y transforman realidades.

Al respecto de las características de un mediador, según la revisión de la literatura debe ser alguien capaz de generar diálogos entre partes en conflicto, tener un rol de educador-transformador, dominar distintos idiomas o lenguajes, participar de prácticas culturales que le sean ajenas de origen, tener tolerancia y sentido crítico, ser empático con los problemas sociales de las comunidades a las que brinda atención, saber escuchar, tener apertura a aprender de nuevos recursos tecnológicos y herramientas que puedan resolver problemas de comunicación en su entorno, ser una persona ética, responsable y clara en sus intenciones, respetuosa de las distintas realidades culturales que le rodean y tener el valor de confrontar a sus vecinos con lenguajes que no les sean propios, porque de esa manera crecen las sociedades, además de contar con un carácter disruptor.

La descripción histórica permite ubicar más allá de la Revolución Industrial al mediador cultural, en este caso alguien que se fue transformando desde aquel que posee otras lenguas, hasta nuestros días: como el que comprende otros lenguajes, habla el lenguaje del arte, de la tecnología y es capaz de aprender para resolver problemas. Quizá la fortaleza más grande que ha mostrado este personaje es el ser traductor, provocador, intérprete y un explorador entre comunidades.

Cabe decir que, la sociedad tiene culturas que la definen y constituyen, mientras que el individuo tiene una identidad que lo hace único y se integra a una sociedad en la que es parte de un todo. La realidad social se comporta de maneras dinámicas, no es un algo estático, tampoco un constructo abstracto. Es porosa y cambiante, teje vínculos y se deja conocer por medio de sus actividades simbólicas, hábitos, consumos, por mencionar algunos y ahí es donde el mediador explora y transforma ante los ojos sociales, lo desconocido en lo comprendido.

Dicho lo anterior, para que se puedan dar intercambios entre los distintos planos sociales se requiere de la mediación, la cual puede ser útil en casos de incidentes que no son siempre notorios, en deudas sociales, en problemas de diversos tipos en los que están involucrados varios miembros de las comunidades, entre otros. En ocasiones un mediador puede plantear en compañía de los miembros de una comunidad, abrir caminos para compartir entre ellos, al voltear a ver lo que sucede y lo que involucra a los miembros de un grupo social. Esto como parte del compromiso del mediador, en su papel de transformador social y cuya actividad resulta cada vez más útil en un mundo donde parece que la violencia crece sin freno.

Fuentes de consulta

Abad Merino, Mercedes. “Mediación cultural y mediación lingüística en la frontera de Granada”. Medievalismo. No. 27, 2017. Pp. 13-43. DOI: http://dx.doi.org/10.6018/medievalismo.27.310541. Web 11-10-2021.

Aladro-Vico, E. y otros. “Artivismo: Un nuevo lenguaje educativo para la acción social transformadora”. Grupo Comunicar. No. 57, 2018. Pp. 9-18.

Contreras, Adrián Filiberto. «Alumno = ¿sin luz? Un equívoco.» Diario Los Andes y Diario Católico. 30-04-02. Web. 11-02-21 http://docyalum.fullblog.com.ar/alumno-sin-luz-un-equivoco.html

Dufrêne, Bernadette y Gellereau, Michèle. «La médiation culturelle. Enjeux professionnels et politiques.» Hermès, La Revue. No. 1, 2004. Pp. 199-206. Web. https://www.cairn.info/journal-hermes-la-revue-2004-1-page-199.htm

García Castaño, Francisco Javier y Barragán Ruíz-Matas Cristina. “Mediación intercultural en sociedades multiculturales: hacia una nueva conceptualización”. Portularia. No. 4, 2004. Pp. 130-131. Web. http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/219/b15132961.pdf?sequence=1

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Geertz, Clifford. La interpretación de las Culturas. Barcelona: Gedisa, 2005. Impreso.

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Martorell, K. “Mediación museística: reflexiones desde la práctica”. Padró y Villanueva coords. Voces con alas críticas. Museum Mediators, 2012. Web. https://cercles.diba.cat/documentsdigitals/pdf/E150214.pdf

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Nelson, Sarah W. y Guerra. Patricia L. «Cultural liaisons serve as bridge between community and school.» The Learning Professional. No. 32. Vol. 5, 2011. Web. https://learningforward.org/wp-content/uploads/2011/10/nelson325.pdf

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Semblanza

Darzee Aime Odalmira Santiago Ortega

Formación académica: licenciada en Diseño de la Comunicación Gráfica por la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco; estudios de maestría en Comunicación y Estudios Culturales por ICONOS, Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura.

Actividad laboral: docente de la carrera Técnico en Diseño Gráfico Digital (TDGD) desde 2008, con siete años de experiencia en el desarrollo de dirección de investigación de la línea de comunicación en medios digitales e investigación participante en la línea de competencias docentes. Diseñó cursos de actualización y formación docente de taller de video, comunicación corporativa, diseño web para docentes, mediación cultural y educación 4.0. Participó como diseñadora y asesora en la Evaluación de Proceso del Modelo Mexicano de Formación Dual 2017, y Diagnóstico Anual de Violencia Escolar 2017 y 2019, en el estado de Guanajuato. Coordinó estudios de vigencia y pertinencia para la carrera TDGD de 2017 a 2021, coordinó el área de planeación didáctica y formación docente de 2015 a 2018. Actualmente coordina el rediseño curricular TDGD y se desempeña desde 2018 como Coordinadora de la Plataforma Académica Digital, CECyT 2 del IPN, donde maneja redes y comunicación en línea.

Correo: hagendash@gmail.com

[1] Clifford Geertz muestra de manera clara el trabajo que se desarrolla en torno a la construcción de ritos simbólicos y que se comparten por sociedades, reflejando aspectos esenciales de su carácter que, a pesar de estar a la vista de todos, no se comparte con los que pueden vivir el ritual desde otra realidad.
[2] Se le llama artivismo a la integración del activismo desde el arte, este término se explorará en sus áreas de desarrollo.
[3] La palabra alumno ha generado controversia a lo largo de los años por un equívoco en la etimología que en ocasiones se piensa como, un ser carente de luz a-lumus, pero en la búsqueda de la verdadera raíz etimológica se ha encontrado que la raíz es alo, y alere, que en latín es alimentar, es decir un ser al que se debe alimentar y criar en un sentido práctico. (Contreras 2021 2-4) En todo caso, se usará este término, pero a la luz del desarrollo pedagógico y la dignidad del aprendizaje, en este artículo se considera una palabra inadecuada, dado que el ser que aprende es un estudiante, que tiene una labor activa en su desarrollo personal.
[4] Es evidente que la figura del mediador cultural que describe la Unión Europea, corresponde con una necesidad de hablar y compartir con sus nuevas comunidades en transición. Este modelo inició a mediados de los años 2000 y se mantuvo por la crisis migratoria hasta 2016; si bien es importante notar que esta visión es de una comunidad en España, por lo que no necesariamente impacta a la población mundial. La referencia a la Unión Europea tiene relación con la Generalitat de Valencia y la Unión General de Trabajadores, porque sus políticas educativas se basan en el documento Guía de consultores multiculturales y oficiales de mediación educativa, que publicó la Unión Europea en 2013.

 

 

  1. 1. Clifford Geertz muestra de manera clara el trabajo que se desarrolla en torno a la construcción de ritos simbólicos y que se comparten por sociedades, reflejando aspectos esenciales de su carácter que, a pesar de estar a la vista de todos, no se comparte con los que pueden vivir el ritual desde otra realidad.
  2. 2. Se le llama artivismo a la integración del activismo desde el arte, este término se explorará en sus áreas de desarrollo.
  3. 3. La palabra alumno ha generado controversia a lo largo de los años por un equívoco en la etimología que en ocasiones se piensa como, un ser carente de luz a-lumus, pero en la búsqueda de la verdadera raíz etimológica se ha encontrado que la raíz es alo, y alere, que en latín es alimentar, es decir un ser al que se debe alimentar y criar en un sentido práctico. (Contreras 2021 2-4) En todo caso, se usará este término, pero a la luz del desarrollo pedagógico y la dignidad del aprendizaje, en este artículo se considera una palabra inadecuada, dado que el ser que aprende es un estudiante, que tiene una labor activa en su desarrollo personal.
  4. 4. Es evidente que la figura del mediador cultural que describe la Unión Europea, corresponde con una necesidad de hablar y compartir con sus nuevas comunidades en transición. Este modelo inició a mediados de los años 2000 y se mantuvo por la crisis migratoria hasta 2016; si bien es importante notar que esta visión es de una comunidad en España, por lo que no necesariamente impacta a la población mundial. La referencia a la Unión Europea tiene relación con la Generalitat de Valencia y la Unión General de Trabajadores, porque sus políticas educativas se basan en el documento Guía de consultores multiculturales y oficiales de mediación educativa, que publicó la Unión Europea en 2013.

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